China adopta al pequeño bebe Mi(guelin)
El bebé gigante del pabellón de España en Shanghái es uno de los iconos al despertar el asombro de millones de visitantes

Con cerca de cinco millones de visitantes desde que abrió sus puertas el 1 de mayo, el pabellón de España es uno de los más populares de la Expo de Shanghái. En colas interminables, ante él se plantan cada día más de 30.000 personas , que aguantan estoicamente las largas colas y el calor para acceder al interior.
Aparte de por su original fachada cubierta de mimbre, cuyos paneles recuerdan a las rayas de un tigre, el éxito del “pabellón cesto” se debe a Miguelín, el enorme bebé de seis metros y medio de altura diseñado por la cineasta Isabel Coixet. Capaz de reír, guiñar los ojos, mover la cabeza, respirar y emitir infantiles “gagás” rodeado de pequeñas burbujas, el niño que simboliza el futuro de España se ha hecho famoso al aparecer en todas las televisiones y periódicos de China. Tanto, que a veces los visitantes ignoran los 18 paneles digitales que lo rodean y explican con dibujos animados los datos más relevantes sobre la sociedad española.
«Es encantador, una monada, una de las atracciones más simpáticas y divertidas de la Expo» , explica una de las visitantes chinas del pabellón. Bautizado por los chinos “Xiao mi baobao” (“pequeño bebé Mi), el hijo artificial de Isabel Coixet es el centro de todas las asombradas miradas de los visitantes del pabellón de España.
Mientras miles de extranjeros acuden cada año al gigante asiático para adoptar, sobre todo, niñas, a los chinos les encantaría criar a Miguelín, que ha conquistado sus corazones. Según explican las azafatas del pabellón, muchos visitantes les preguntan dónde está su madre y si es capaz de levantarse y andar… y si no se rompería el techo en ese caso.
Alabado por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, durante su reciente presencia en la muestra, Miguelín forma ya parte indiscutible de la historia de esta Expo, la más multitudinaria y espectacular que se haya celebrado jamás.
Junto a las bailarinas que danzan la “Atapuerqueña” en el sobrecogedor montaje de Bigas Luna con que comienza la visita al “Cesto”, el bebé de pañales gigantes supone su colofón más sorprendente y una metáfora de la esperanza con que España afronta su propio futuro.
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