Cuando se despertó no se creía lo que veía a través de su ventana. Los árboles de su calle era víctima de las sierras mecánicas que empezaban a hacer su trabajo. La orden era clara: talar todos los árboles de la calle. Sin embargo, esta decisión no se había compartido con los vecinos de la calle Marqués de Valdeiglesias. Ante esta situación, tres de los residentes en esa vía lo tuvieron claro. Se encadenaron a un árbol, que fue la solución más rápida que encontraron. «No podíamos dejar que continuaran talándolos», explicó uno de los residentes.
Juan Manuel Zurita, portavoz de los vecinos, declaró que nadie les ha informado de la obra, «simplemente han empezado esta mañana [por la de ayer]». De hecho, según aseguraron los vecinos, los efectivos de la Policía Municipal, que se acercaron a lo largo de la mañana hasta el lugar dieron «diferentes excusas», ya que en un principio les dijeron que los árboles estaban enfermos, «lo que es mentira porque nos hemos asegurado por especialistas» según Juan Manuel.
Sólo «excusas» oficiales
En opinión de los residentes, el verdadero motivo de la tala es la construcción de una acometida de agua en la acera. Sin embargo, la zanja que se tendría que hacer no mediría ni dos metros, con lo cual, los árboles no serían impedimento. No obstante, Juan Manuel señala que la última versión que les dieron los agentes fue la existencia de un proyecto para remodelar la calle, «pero esto suena a otra mentira», aseguró el portavoz.
Por ello, su protesta reside en el problema que supondría eliminar todos los árboles de su calle. Para los vecinos de este rincón cordobés, la existencia de este árboles cumplen diversas funciones, como la sombra que proporciona a la vía en sí, a la vez que eliminan dióxido de carbono de la zona y limpian la calle.
«Además, al ser una calle tan estrecha también nos da privacidad porque los árboles evitan que veamos el interior del resto de las casas», aseguraba Juan Manuel. La repoblación de naranjos, que es la alternativa que de momento les han dado a estos vecinos, no convence a los residentes. Y es que «no es lo mismo un naranjo que un árbol de más de 40 años de vida».
Para Rocío, Antonio y Juan Manuel, su encadenamiento representa la opinión del resto de sus vecinos no sólo de su calle, sino también de otras cercanas. «Esta mañana se nos ha acercado un hombre y nos ha felicitado por esta iniciativa, porque en su calle también quitaron todos los árboles y nadie hizo nada», comentaba el portavoz. Por ello, los tres manifestantes se mostraban esperanzados y orgullosos de por lo menos haber logrado, por el momento, detener la tala.
No saben cuánto tiempo durará su protesta, pero de momento ya están pensando en movilizar a la ciudadanía con una recogida de firmas y una plataforma de apoyo. Mientras, si nadie hace algo, ellos continuarán atados a sus vecinos de toda la vida, a los árboles de su calle.
