ecomoda
La moda más natural
La moda respetuosa con la naturaleza, que causó furor en los 80, renace años después ante la imperiosa necesidad de conservar el mundo en que vivimos

La moda respetuosa con el medio ambiente marcó tendencia en la década de los 80, cuando el estilo hippy tuvo su «revival». Pero con la llegada de los 90 y el plexiglás, las prendas elaboradas con tejidos artificiales se convirtieron en las reinas del mercado chic. Hoy, treinta años después, comenzamos a tomar conciencia ecológica por la degradación del medio ambiente y esto ha hecho renacer un estilo comprometido con la naturaleza que ya empieza a hacerse un hueco importante entre las grandes firmas.
Y aunque la moda de bajo impacto ambiental está más desarrollada en mercados como el inglés y el alemán, renombrados diseñadores como Giorgio Armani están dispuestos a sumarse a la tendencia. La firma italiana diseña ahora vaqueros «ecológicamente correctos», realizados con algodón orgánico. También marcas tan internacionales como Levi Strauss, Gap, Nike o Marks & Spencer, se están uniendo a la moda ecológica a pasos agigantados. Ponchos hechos con base en fibra de soja , trajes elaborados con cajas de huevos o pantalones manufacturados a partir de algas son algunos ejemplos de esta moda alternativa que combina creatividad con materiales insólitos. Y además algunos creadores reutilizan también vestidos viejos o inservibles para conservar los recursos naturales.
De esta manera, la ecomoda, que estuvo en boga en los años 80, pero entonces era un estilo «pobre» o «hippy» , marca tendencia en estos tiempos que corren con exhibiciones especiales en las grandes capitales de la moda. Como muestra la «Green Shows Eco Fashion Week», evento paralelo a la Semana de la moda de Nueva York, que durante cuatro días presenta en Manhattan la opción más ecologica al mundo de la moda en el marco de una edificación calificada como de excelencia medioambiental. Algunos diseñadores muestran cada temporada sus vanguardistas creaciones con la finalidad de expandir la toma de conciencia sobre los cuidados del medio ambiente y los recursos naturales en el arte del vestir.
Y precisamente la ciudad de los rascacielos acoge estos días, y hasta el próximo 13 de noviembre, en el Museo del Instituto Tecnológico de Moda la exposición «EcoFashion: Going Green» que pone sobre el tapete la relación entre la moda y la ecología a través de más de cien prendas y accesorios del siglo XVII hasta la actualidad. El museo quiere mostrar cómo el compromiso con el medio ambiente es cada vez más común entre creadores y consumidores, y el resultado del gran reto que supone realizar moda que sea respetuosa con la naturaleza. Como contrapunto, la institución no sólo hace hincapié en los ejemplos positivos de unión entre ecología y moda , sino que también muestra las malas prácticas que se han llevado a cabo durante estos dos últimos siglos.
Las piezas que se exhiben hacen referencia a seis temas fundamentales que afectan al medio ambiente y su preservación como el reciclaje de materiales, los procesos de tinte y producción de las piezas, el trato de los animales, la salud de los trabajadores de las empresas textiles, la calidad de la artesanía y el origen de los materiales utilizados en la confección. Uno de los temas recurrentes en la relación entre moda y ecología es el uso de las pieles de animales para la confección, hecho siempre criticado por los activistas.
Ante ello, algunas exclusivas marcas han optado por firmar su compromiso con el derecho de los animales utilizando para sus creaciones pieles falsas. Alternativas como estas también se pueden encontrar en otros aspectos de la moda como por ejemplo el tinte, campo en el que se ha empezado a usar productos extraídos de plantas, así como recuperarse el antiguo arte del teñido manual. Llama la atención uno de los elementos expuestos más antiguos: un brocado de seda de 1760 que sirve como punto de partida para explicar la importancia de las producciones duraderas en el movimiento ecológico de la moda. Este brocado, realizado laboriosamente a mano, pone de manifiesto la calidad y la resistencia de los trajes realizados a pequeña escala.
Reciclan los aros de plástico de las latas de refresco para crear accesorios
Un ejemplo de como las tecnologías de ingeniería verde penetran poco a poco en la industria de la moda es la colección única de trajes de novia que ha creado un grupo de estudiantes del Departamento de Diseño de Modas y de Ingeniería de la Universidad de Sheffield Hallam, en el Reino Unido. La peculiaridad de los diseños es que permiten que la clienta, si de repente quiere tener otro vestido o cambiar algún detalle, lo haga ella misma y transforme con sus propias manos la prenda según sus deseos más íntimos.
El secreto de este «milagro» es el material. Parte del vestido está hecho de un tejido que contiene alcohol polivinílico, un polímero sintético utilizado generalmente en detergentes, que se disuelve en el agua sin dañar el medio ambiente. Así que la futura novia puede sumergir una parte de la prenda en agua hasta hacerla desaparecer, como por ejemplo las mangas, y como resultado obtener una prenda diferente.
Por otra parte, esta revolucionaria innovación parece ser una solución muy económica, ya que permite usar una prenda que, a pesar de su elevado coste, suele ser útil sólo en una única ocasión. Gracias a su capacidad para transformarse en diferentes prendas, pueden usarse con mucha más frecuencia, incluso en la vida cotidiana. Sin embargo, la innovación no parece aplicable en todos los países del mundo, por ejemplo en el mismo Reino Unido debido a su clima lluvioso: atrapada en un chubasco, la novia se arriesga a quedarse sin la mayor parte de su vestido...
Muchos son los que consideran que reciclar plástico es una responsabilidad, pero Tatiana Pagés, una chilena radicada en Manhattan, cree que es también una oportunidad para el arte. Pagés, de 48 años, lanzó Origomu en enero de 2010, una iniciativa para reciclar creando collares, bolsos y otros accesorios con los aros de plástico que sostienen las latas de refresco.
«Hay aves muriendo porque no ven los six packs (aros de plástico para seis latas) y se enredan en ellos», dice Pagés, quien pensó podría usar esos anillos transparentes para algo. La diseñadora, que ha donado una de sus creaciones a la colección permanente y exhibición «Eco-Fashion Going Green», se ha puesto en contacto con distintas empresas en busca de apoyo a su iniciativa, pero no ha sido fácil conseguir patrocinadores. Sin embargo, no ceja en su empeño de atraer más gente a lo que define como un movimiento para reciclar con arte, que busca la participación de bodegas, colegios, museos y otras instituciones culturales.
En defensa de los animales
El uso de pieles de animales en los distintos campos de la creación ha sido uno de los caballos de batalla de los activistas, que han movido las conciencias del mundo entero sin descanso cada vez que se les ha presentado la ocasión. Y es que estos materiales, que empezaron a ser utilizados como protección contra el frío, durante el siglo XIX se empezaron a considerar una muestra de lujo y símbolo de un elevado estatus social.
El debate constante alrededor de esta temática ha hecho que algunas marcas como la lujosa firma de zapatos Charmoné creara una línea que se enmarca dentro del movimiento «Cruelty-Free», comprometido con el respeto de los derechos de los animales. Estos zapatos (en la imagen), algunos de los cuales se pueden ver en la exposición del museo neoyorquino, están realizados con piel falsa y buscan convencer a un público comprometido con la defensa del medio ambiente.
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