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«Glee» termina temporada dando la nota

La serie musical más famosa de Fox emite su último capítulo el próximo miércoles con un programa especial. La segunda tanda de capítulos llega a Estados Unidos en septiembre

Día 02/08/2010 - 17.12h
Lo admitimos. Son una panda de frikis: una joven repipi y cargante que tiene un gusto pésimo para la moda (Lea Michele en el papel de Rachel Berry ); un quarterback gigantón que no sabe hacer la o con un canuto (Cory Monteith, alias Finn Hudson ); una presidenta del club de castidad del instituto, jefa de las animadoras y embarazada (Dianna Agron/Quinn Fabray); un parapléjico (Kevin McHale/Artie Abrams) enamorado de una muchacha asíatica (Jenna Ushkowitz/ Tina Cohen-Chang) que finge ser tartamuda; un gay repelente cuyo refinamiento le convierte en objetivo de las chanzas del equipo de fútbol (Chris Colfer/Kurt Hummel); una afroamericana con muchos humos (Amber Riley/Mercedes Hummel)... Y el elenco de adultos tampoco mejora el asunto: el profesor de español (que hace que la bandera nacional ondee en más de un capítulo) es un cantante frustrado al que su mujer le engaña con un falso embarazo (Matthew Morrison/Will Schuester ); la orientadora del centro le tiene fobia a la suciedad (Jayma Mays/Emma Pillsbury); el director es un indio que cree en los vampiros (Iqbal Theba / Director Figgins); la entrenadora de las animadoras parece una especie de sargento de varas (Jane Lynch/Sue Silvester)... Pero todos cantan como los ángeles. Son el elenco de Glee , la serie revelación de 2009, ganadora del Globo de Oro a la mejor comedia musical el pasado año –arrasa en las nominaciones para 2010– y Premio del Sindicato de Actores en la misma categoría, y que este miércoles termina la emisión de su primera temporada en FOX.
El formato, creado por Ryan Murphy y producido por Brad Falchuk e Ian Brennan, no ha hecho sino aumentar su popularidad desde sus primeras emisiones en Estados Unidos en mayo de 2009. Su fórmula es sencilla, pero a la vez arriesgada: Aprovechando el tirón del formato musical de American Idol (en el que se inspiraba el Factor X patrio), a Murphy se le ocurrió dirigir una película que revisara y actualizara la potencialidad de las antiguas comedias musicales. Para ello, se serviría de su propia experiencia en el coro del instituto (que en Nortemérica se conocían como glee clubs). Lo que nació como un producto para el cine (el episodio piloto podría funcionar como un filme), pronto sedujo a la Fox, que rápidamente lo convirtió en una serie de 13 capítulos que se ampliaron a 22 antes de finalizar su emisión, mientras otras producciones de culto similares veían el fin de sus días.
Un formato que engancha
Glee enganchaba y de qué forma: la crítica apoyaba el resultado; las discográficas no se oponían a ceder los derechos de los temas empleados (artistas como Rihanna rebajaban su caché) y los números musicales podían descargarse en i-tunes desde el final de la proyección de cada capítulo, que se alzaban como los vídeos más vistos de Youtube. A medida que la serie hacía furor, los más excépticos, como Bryan Adams o Coldplay, levantaban el veto al uso de sus canciones, mientras aumentaba la categoría de los actores que hacían cameos (de la gran Kristin Chenewrth, en el papel de April Rhodes en las primeras entregas, a Olivia Newton John interpretándose a sí misma, o Lady Gaga o Britney Spears, que quieren participar en la segunda temporada, antes de que lo de Javier Bardem quedara en agua de borrajas ). Hasta la fecha, tres discos con los temas de la serie han salido al mercado en plena crisis del mercado musical, y los muchachos de Nuevas Iniciativas (nombre del grupo en español) ya ha realizado más de una gira en Estados Unidos y preparan su aparición estelar en Los Simpson .
Glee repite todos los tópicos de las series americanas de instituto (animadoras estúpidas como Brittany, que cree que su gato lee su diario y que los delfines son tiburones gays; entrenadorasa cara de perro como Silvester («Yo no debería llevar foto en el DNI porque todo el mundo debería conocerme»); rudos jugadores de fútbol americano; historias de amor adolescente...), pero su virtud se basa no sólo en la calidad vocal de sus actores (muchos ellos vienen directamente de Brodway), sino en su capacidad para burlarse de estos clichés y ofrecer el lado más amable de un grupo de fracasados. Las aventuras y desventuras de este grupo tiene lugar en el instituto William McKinley de Ohio (aunque se graban el Hollywood), paradigma de la América profunda castradora y frustrante de la que no se puede escapar. Asímismo, la producción no se convierte en una serie para adolescentes, al situar a los adultos a su mismo nivel y compartir tramas con ellos. Por otro lado, los temas incluidos en cada capítulo (una media de cuatro o cinco, lo que obligan a un tiempo record de diez días de grabación) combinan a partes iguales las canciones de toda la vida (el musical ha sido siempre un referente primordial, con adaptaciones de Los Miserables, Wicked o My Fair Lady) con los temas más actuales y los grandes hits ( Madonna mereció un capítulo especial). Clave del perfecto engranaje es que las coreografías se integren a la perfección en un argumento creíble, pese a las gotas de surrealismo que todo lo empapa.
Un hasta luego con sorpresas
Los alumnos del McKinley se despiden del público español en Fox este miércoles (Neox seguirá emitiendo los capítulos que aún faltan de la primera temporada). Como broche de oro, la cadena ofrece una entrevista previa con dos de sus personajes más populares (la negra Mercedes y el refinado Kurt), que estuvieron de gira promocional por nuestro país hace unas semanas. En Estados Unidos, la segunda temporada llegará a la parrilla en septiembre y ya está confirmada una tercera. En España, habrá que esperar.
Y la segunda tanda de episodios traerá sorpresas, que tal vez no todo el mundo está dispuesto a conocer (de ser así, no continúe leyendo): desaparecen personajes, como Ken Tanaka (Patrick Gallagher), el entrenador de fútbol enamorado de Emma, al quien le sustituirá una ruda deportista que tendrá sus más y sus menos con Sue Silvester. El coro rival, Vocal Adrenaline, contará con nuevo preparador, el afamado Cheyenne Jackson, lo que no significa la salida de la madre de Rachel, Shelby Corcoran (Idina Menzel), que podría hacerse cargo del bebé de Quinn. La lista de cantantes invitados crece y crece y entre ellos resuena un nombre que huele a Beatles. Y el escenario, los campeonatos nacionales, con Nueva York como escenario.
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