Suscribete a
ABC Premium

«Desde el punto de vista legal no soy un desterrado; realmente, sí»

Entrevista al ex preso de conciencia Ricardo González, que el lunes tuvo que dejar Cuba

«Desde el punto de vista legal no soy un desterrado; realmente, sí» AP

CARMEN MUÑOZ

Al periodista cubano Ricardo González Alfonso no le sirvió de nada el contenido de la «maletita» que las autoridades penitenciarias le entregaron para aparecer bien vestido en el aeropuerto de Barajas. Era el único de los siete primeros presos políticos «liberados» por el régimen de los Castro que no llevaba camisa y corbata en la foto de la llegada a Madrid este martes. «Engordé porque en la cárcel solo era sancocho y dormir, sancocho y dormir, como a los cerdos, que les dan los desperdicios», explica con un humor admirable para una persona que acaba de superar siete años y casi cuatro meses en tres prisiones castristas, optimismo presente durante toda la entrevista con ABC.

Los nueve ex prisioneros de conciencia que hasta ayer habían aterrizado en Madrid siguen alojados en el hostal Welcome, de Vallecas, donde ayer circulaban rumores de una posible «dispersión» de estas familias cubanas por distintas comunidades autónomas. Las incomodidades propias de un hostal para «sin papeles» no le impidieron dormir de un tirón y «despertarme por primera vez en siete años al lado de mi mujer, Alida, mi embajadora durante esta etapa».

Ricardo González fue el corresponsal de Reporteros sin Fronteras en Cuba desde 1998 hasta su detención en la Primavera Negra de 2003. Trabajó como guionista para la televisión oficial hasta que se vio obligado a vender maní por las calles cuando no soportó más la censura. A partir de 1995 comenzó a ejercer el periodismo independiente hasta su detención «por expresarme libremente».

Sobre si se siente un deportado o no, el periodista afirma que «yo nací en La Habana hace 60 años, no en Madrid. Desde el punto de vista legal no es un destierro; desde el real sí». Se niega a pedir permiso para regresar a su patria: «Cuando en Cuba no haya una dictadura, regresaré para consolidar la democracia». De momento piensa ser útil y trabajar en España, y no se conforma solo con la excarcelación del «Grupo de los 75».

Con el asentimiento de su esposa, Alida Viso (de las Damas de Blanco), valora como el momento más dramático de su cautiverio sus 16 días de huelga de hambre en diciembre de 2003. Acababa de denunciar las condiciones carcelarias en su poemario «Hombres sin rostro», que salió de la prisión de Kilo 8 (Camagüey) de forma clandestina. Le aislaron y «se encargaron» de él tres peligrosos presos comunes. No abandonó la protesta hasta que recibió el mismo trato que los demás presos políticos.

A diferencia de otros compañeros de destierro, solo sufre «achaques juveniles y glaucoma, y de esto último no podemos culpar a los comunistas porque es hereditario, pero tuve que denunciarlo mucho para que me atendieran».

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación