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Rajoy, contra la falta de credibilidad de Zapatero

El jefe del Ejecutivo aprovechará el triunfo futbolístico para dejar claro que la «marca España» no está en horas bajas

C. DE LA HOZ / G. SANZG.SANZ

En el entorno del líder de la oposición se afronta el debate parlamentario que arranca hoy con la impresión de que esta vez se juega más en el campo del contrario que en el propio porque es Zapatero el que tiene que demostrar que «tiene un programa, un equipo y socios parlamentarios», lo que ha contribuido a reducir en Génova la sensación de presión que siempre acompaña estas citas. Se trata, a juicio de los populares, de un «examen» para el jefe del Ejecutivo del que Mariano Rajoy destacará, como eje de su discurso, la «falta de credibilidad» acumulada, fundamentalmente, en el último año, desde el debate de 2009.

Aún conscientes de que los resultados del debate se medirán en términos de vencedor y vencido, adelantan que el líder del primer partido de la oposición no va a decir nada que no se le haya escuchado a lo largo de estos meses, sobre todo en materia económica, hacia donde quiere derivar el contenido central de su mensaje. La idea es presentar un plan global de reformas, según adelantó ayer su portavoz parlamentaria, Soraya Sáenz de Santamaría, que defendió que «hay otra manera de hacer las cosas, hay otro proyecto político». Pero si después de estas palabras alguien espera que el líder el PP vaya a pedir elecciones anticipadas puede quedarse con las ganas, siempre y cuando este no decida variar sobre la marcha el tono de su discurso después de escuchar el del presidente del Gobierno. Rajoy se resiste a dar el paso que ya han dado, por cierto, los principales dirigentes de su partido. Desde el PP prefieren calificar el debate que comienza hoy de cuestión de confianza, dada la más que previsible soledad política del jefe del Gobierno. «Zapatero debe ver si con esa debilidad parlamentaria es el más adecuado para salir de la crisis», dijo ayer Santamaría. Se acabaron las celebraciones futbolísticas. Ahora toca hablar, dicen «de la situación real del país. La resaca del fútbol nos devuelve a la cruda realidad. España —agregan fuentes del PP— no es la Argentina de la dictadura del 78», año en que ganó la selección de aquel país con un régimen ávida de apropiarse del triunfo.

Los «señuelos» de Zapatero

Ni siquiera parece inquietarles la posibilidad de que Zapatero les emplace a un nuevo pacto. En el PP contraatacan con el recuerdo del llamado, y fallido, Pacto de Zurbano, para argumentar que las ofertas de consenso que lanza el presidente del Gobierno «son señuelos. Lo que sea interesante, lo apoyaremos». En parecidos términos se manifestó Santamaría al reclamar a Zapatero que no los use como un instrumento para «salir del paso». Los populares esperan que el debate que comienza hoy a las 12 con el discurso de José Luis Rodríguez zapatero, sirva para visualizar la soledad del Ejecutivo. El hecho de que venga precedido de una reunión entre Rajoy y el líder del PNV, Íñigo Urkullu, constituye un mensaje preocupante para los socialistas.

Por su parte, el Gobierno y el PSOE acuden a este debate más aliviados porque consideran que el triunfo de España en el Mundial de Fútbol ha relajado mucho el ambiente. Lo decía ayer la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, quien no se recataba en denunciar la «obsesión» del PP porque todo vaya mal. «La política es la vida y lo otro es deporte, esta obsesión por separar... nadie va a politizar un Mundial. Esta obsesión del PP por que haya cosas positivas. Hay que disfrutar, deberíamos hacerlo todos. No tienen nada que ver con los problemas del país, que haya optimismo es normal. No politicemos ese sentimiento de alegría. La mayoría se ha relajado y está contenta. Hay quien está preocupado porque esto sea favorable al Gobierno. Es bueno para el país», dijo en la Ser.

Hermetismo del Gobierno

En el Ejecutivo había anoche gran hermetismo sobre cuál puede ser el discurso de Zapatero, más allá de confirmar una genérica apelación a todos para que ayuden en las reformas que necesita España para salir de la crisis. Según otras fuentes socialistas, Zapatero no se va a apropiar del triunfo futbolístico, pero «no desaprovechará la ocasión» de dejar claro que la marca España no está en horas bajas. El Gobierno está pendiente de cerrar con Rajoy el Pacto por la Energía y, dentro de la estrategia de economía sostenible, la reconversión del tejido industrial para disminuir el número de pequeñas empresas en de las medianas, que tienen más capacidad de I+D+i y exportación. Todo ello al calor de un pacto que reduzca un 20% los costes energéticos a las empresas. Y respecto al Estatuto, probablemente Zapatero esperará a que sean CiU y ERC los que susciten el debate, por la tarde.

Los socialistas pronostican un partido duro, en el que, si bien no habrá patadas como las que De Jonck dio en el pecho a Xabi Alonso, dicen no esperar lo mismo del PP respecto a Zapatero. Habrá que esperar al rifirarrafe entre Rajoy y Zapatero, que será a partir de las cuatro de la tarde, para ver en qué queda un debate que este año ha pillado a media España de vacaciones, y al conjunto del país en plena euforia por la victoria en el Mundial del Fútbol. Con estas fechas elegidas por el Gobierno, Zapatero ha logrado que el interés por el combate político se reduzca muchos enteros en la calle.

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