«Estaría feliz si hay una vacuna del sida en diez años»
Entrevista al doctor Supachai Rerks-Ngarm, experto en medicina preventiva. Científicos de Tailandia, en colaboración con el Ejército de EE.UU., prueban un remedio que reduce el contagio
Por encima de campañas de prevención y cócteles de retrovirales, la cura del sida pasa por el descubrimiento de una vacuna. En ella está trabajando un equipo de investigadores de Tailandia en colaboración con el Ejército de Estados Unidos. Por primera vez en 27 años de análisis y pruebas, se ve la luz al final del oscuro túnel del VIH.
—¿Han desarrollado ya la primera vacuna contra el sida?
—En julio de 2006 vacunamos a 16.402 voluntarios de entre 18 y 30 años que no estaban infectados en las provincias de Rayong y Chon Buri, que en ese momento tenían la tasa de incidencia más alta de Tailandia. En el mayor experimento hasta la fecha, la mitad fue inoculada con placebo y la otra mitad con la vacuna, que es una combinación del fármaco ALVAC-HIV del laboratorio Aventis Pasteur con el AIDSVAX B/E de Global Solutions para potenciarlo. Al cabo de tres años de seguimientos y análisis, hubo 125 infectados de sida: 71 en el grupo con placebo y 54 en el de la vacuna. Midiendo el número de contagios anuales por cada 100 personas, se trata de una diferencia del 31,2 por ciento, lo que es muy alto en una prueba médica.
—¿No se puede deber a otros motivos, como que tuvieran menos situaciones de riesgo?
—Las inoculaciones y análisis cada seis meses fueron secretos y, hasta el final, no supimos quién estaba vacunado y quién no. Antes hubo dos experimentos en Estados Unidos y Tailandia y el número de contagiados fue similar en ambos grupos. Además, otras pruebas demostraron que la inmunidad celular seguía igual que antes de la vacunación, pero había aumentado la neutralización de anticuerpos.
—¿Y eso a qué se debía?
—Eso estamos investigando ahora. La vacuna funciona porque ha reducido el contagio en un 31,2 por ciento, pero estamos estudiando qué la hace efectiva. Para ello, se van a realizar análisis en universidades de EE.UU., Italia, Suecia y Tailandia. A finales de año analizarán las muestras que les hemos proporcionado, porque ahora están determinando las pruebas a aplicar. Cuando presentamos los datos, hubo críticas, escepticismo y comentarios negativos no sólo entre los medios, sino también entre la comunidad científica. Pero luego, cuando revelamos los detalles de las pruebas, muchos investigadores se mostraron dispuestos a seguir estudiando qué es lo que hace la vacuna efectiva.
—Y ahora la pregunta del millón. ¿Cuándo habrá una vacuna contra el sida?
—El 31,2 por ciento nos da esperanza y vemos luz al final del túnel, pero no sabemos cuándo llegará la vacuna. No sólo hace falta encontrar qué aumenta el nivel de inmunidad, sino por qué. A partir de ahí, habrá que analizar y mejorar la vacuna. Han pasado 18 años desde su producción experimental hasta el anuncio de los resultados, así que firmaba ya otras dos décadas para su comercialización. Si pudiera, escogería el periodo de tiempo más corto pero, siendo optimista y realista, estaría feliz si tuviéramos la vacuna en diez años.
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