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La escandalosa vida oculta de Liliane

Favores políticos, sexuales y posible fraude fiscal, una trama de película rodea a la heredera del grupo L'Oreal

AFP

JUAN PEDRO QUIÑONERO

La vida íntima y la inmensa fortuna de Liliane Bettencourt (87 años), la mujer más rica de Francia, una de las grandes fortunas mundiales, están en el corazón de un inmenso escándalo con ramificaciones sexuales, familiares, políticas, cuyos tentáculos se pierden en varios paraísos fiscales, el Palacio del Elíseo y un laberinto de despachos de embozados hombres de negocios y acompañantes nocturnos. Ayer se confirmó que la Fiscalía de Nanterre ya había alertado al Estado en 2009 del presunto fraude fiscal en los negocios de la millonaria.

La raíz última de la trama se pierde en la impenetrable oscuridad de una fortuna, la del grupo L'Oreal, controlado por Liliane Bettencourt, cuyo marido, André Bettencourt, muerto hace tres años, fue ministro del general de Gaulle y Georges Pompidou, tras haber sido colaborador durante la Ocupación nazi. Los Bettencourt se dejaron cortejar por incontables personajes de izquierda y derecha. Y gustaban frecuentar personajes del París nocturno, a quienes pagaban con todo tipo de favores. El más célebre de esos protegidos fue Francois-Marie Banier, fotógrafo de moda, que comenzó seduciendo al marido y terminó haciendo «viajes íntimos» con la esposa.

Mientras vivió André Bettencourt, esas relaciones quedaron en la más impenetrable oscuridad. Pero a su muerte, Banier comenzó a ocupar un puesto muy visible en la vida de la viuda millonaria. Hasta que Françoise, la hija única, casada con el nieto de un rabino deportado en Auschwitz, decidió precipitar el escándalo, acusando a su madre de haber hecho «heredero universal» a su «amigo íntimo» tras haberle regalado más de mil millones de euros.

Guerra judicial

Abierta e inconclusa la guerra judicial entre la hija, la madre y el «amigo íntimo», la instrucción del caso ha desenterrado negras historias que se pierden en el Elíseo, el ministerio de finanzas y varios paraísos fiscales.

El gestor de la fortuna de Liliane contrató hace tres años los servicios profesionales de la esposa de Eric Woerth, cuando este ejercía como ministro del Presupuesto. El ministro, responsable de la reforma del sistema nacional de pensiones, afirma no haber intervenido nunca en los asuntos fiscales de la millonaria. Pero lo cierto es que pudo evadir cifras millonarias, en Suiza, Singapur y varios paraísos fiscales.

Liliane Bettencourt se ha apresurado a declarar que se dispone a «regularizar» su situación fiscal. Pero tal confesión deja al descubierto una maraña de relaciones, confirmadas por unas misteriosas y comprometedoras grabaciones realizadas por un empleado poco escrupuloso y en las que Liliane y su gestor, Patrick de Maistre, revelan tentaculares relaciones.

En el Elíseo, un consejero personal de Nicolas Sarkozy «seguiría» el asunto, haciendo «sugerencias» de carácter judicial. El gestor de la fortuna Bettencourt contrató a la esposa de Eric Woerth con el fin, aparente, de poder influir en él. El fiscal del tribunal de Nanterre, que instruye el escándalo de las relaciones entre la millonaria y el fotógrafo, sigue el caso con una «prudencia política» que alarma a la hija de la millonaria, escandalizada por las «donaciones» de Liliane al fotógrafo.

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