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ABC Cultural

Francisco Magallón expone sus fotografías de conflictos olvidados

«La Otra Mirada: Sudán, conflicto olvidado» se expone hasta el próximo domingo en la Casa de Cultura de Navacerrada

FRANCISCO MAGALLÓN

ALFONSO ARMADA

Reportero gráfico en Televisión Española durante casi tres décadas, Francisco Magallón viaja siempre con una segunda cámara, más discreta, más manejable, más íntima. La misma cámara que le acompaña cuando no está metido en refriegas. Con esa cámara que fija la imagen y trata en vano de detener el tiempo ha retratado conflictos en todos los continentes.

Como el de Sudán, "un país donde se dan demasiadas razones para hablar de conflicto y de olvido. Es una broma macabra de la creación…Un lugar donde a diario se amenaza, acosa, tortura y mata ante la mirada impasible del resto del mundo". Hasta el próximo domingo expone en la Casa de Cultura de Navacerrada "La Otra Mirada: Sudán, conflicto olvidado", y en octubre se exhibirá en la sede de la Cruz Roja en la calle Pozas de Madrid. Algunas de las imágenes formaron parte de la muestra "Mujeres de Darfur", que exhibió en Bilbao el comité vasco del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

Esta segunda colección de fotografías de la desgraciada región del oeste sudanés serán publicadas en un libro y se convertirá en una exposición itinerante. Entre otros, recibió el premio José Couso de Periodismo de "Doce meses, doce causas", patrocinado por Tele5, por el trabajo realizado en la zona cero del maremoto en Asia y el reportaje "Tsunami, los primeros en llegar". Su trabajo se puede ver en su weeb: http://www.franciscomagallon.com/

- ¿Por qué Sudán?

- Tal vez, Sudán, por los cientos de miles de muertos, millones de desplazados… por sus recuerdos y sus testimonios, por cada una de las personas que te encuentras cuando visitas esos inmensos campos de refugiados, desolados de esperanza… Por el sufrimiento de sus mujeres que forzadas, violadas y maltratadas siguen, paso a paso y día a día, durante toda su existencia, criando niños y transportando ese agua que les dará un día más de vida… o de angustia. Tal vez, por esas mujeres que frente a todo y a todos continúan siendo, carentes de derechos, el motor de la existencia.

- ¿Es lo mismo mirar a través del objetivo de una cámara de televisión que de una cámara de fotos?

- Por un lado diría que sí. Ambas son herramientas útiles para ver, congelar y, de alguna forma, llevarte una porción de vida. Pero realmente son dos conceptos narrativos diferentes. El movimiento frente al instante, la secuencia frente a la síntesis.. y no es que la imagen en movimiento no resuma, obvio es que sí, pero no se detiene el tiempo de la misma manera. Pero para mí, las cámaras han sido y son el medio que me permite ver la vida de una forma privilegiada. Son mi conexión con el rostro humano. Mis fotografías, son el producto de la “congelación” de pequeños instantes, de esos breves momentos que tengo mientras realizo mi trabajo principal como reportero de TVE. Son, lejos de cualquier estudio previo, preparación o posados, una colección de instantáneas que intentan acabar, en la medida de lo posible, con el olvido y la pasividad…

- ¿Qué supuso África para su pasión como fotógrafo?

- África es un lugar donde sentir, soñar y sufrir. Es el lugar más fascinante que he conocido y de donde guardo parte de mis mejores recuerdos, tanto personales como profesionales. Creo que África, en sí, es un desafío.

- ¿Cómo definiría su trabajo?

- A la hora de definir mi trabajo siempre me he encontrado con un gran dilema: profesión, oficio, devoción... Tras veintiocho años, comencé en el 82, realizando las más diversas actividades, me quedo con la devoción. Viajar, buscar nuevos rostros, rincones y otras formas de estar, muchas veces en lo cotidiano, es como vivir una aventura. Ser testigo directo de acontecimientos únicos, importantes o comunes y cercanos. Captar momentos y miles de instantáneas de personas, lugares remotos, de entrevistas o tal vez, tomar una taza de té... recuerdos agradables unos y otros no tanto. Historias humanas lejanas, próximas, cotidianas o excepcionales. Sentimientos en medio de tragedias... Una pasión que no es sólo un trabajo, una forma de vida que te permite, tal vez, pensar o ver los problemas diarios de otra manera, ser más humilde ante lo que acontece. Una profesión que me ha permitido conocer eventos de toda índole por los más diversos países, tanto conflictos bélicos y desastres naturales, como también los más variados festejos, conciertos musicales, actos deportivos… En definitiva, todo un universo de hechos que de otra forma hubieran sido inalcanzables para mí. Creo que puedo decir, con plena satisfacción, que durante todo este tiempo siempre me ha movido un afán completamente profesional, la ilusión de buscar historias y noticias sin necesitar una recompensa especial más allá de cumplir con mi trabajo.

- ¿Comparte la idea de que la saturación de imágenes duras acaba anestesiando al espectador?

- De alguna manera pienso que así ocurre. Creo que se da una pérdida de sensibilización, que ya no nos llaman la atención escenas que en otro momento nos hubieran hecho reflexionar, seguramente. En la mayoría de las ocasiones no hace falta una imagen dura para reflejar una dura situación y en otras, es necesariamente la dureza y la crueldad de la realidad la que es preciso mostrar. Tal vez deberíamos reflexionar sobre el cómo y el cuándo.

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