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Peligra la moratoria a la caza comercial de ballenas

Las ballenas vuelven a rebelarse contra los arpones. Esta vez la batalla se libra fuera del mar, en la ciudad marroquí de Agadir

Peligra la moratoria a la caza comercial de ballenas ap

araceli acosta

Las ballenas vuelven a rebelarse contra los arpones. Esta vez la batalla se libra fuera del mar, en la ciudad marroquí de Agadir, donde desde el lunes 21 de junio se reúnen representantes de los 88 países que son miembros de la Comisión Ballenera Internacional (CBI). Desde 1986, cuando se adoptó una moratoria internacional a la caza comercial de ballenas, Japón ha venido intentando año tras año levantarla de cualquier forma, bien intentando introducir el voto secreto para así ganar más adeptos a su causa, incluso de países que no tienen salida al mar; bien con ayudas al desarrollo y sobornos a países africanos o a pequeños Estados insulares del Pacífico, como hace pocas semanas reveló una investigación del "Sunday Times". No lo ha logrado, pero en este tiempo no ha dejado de cazar ballenas.

La excusa japonesa

Escudándose en el vacío legal que existe sobre la llamada caza científica, la Agencia Pesquera nipona se asigna unilateralmente su cuota anual de pesca, incluso en aguas del Santuario Ballenero Antártico. A esas ballenas, ya muertas, las analizan y recogen datos sobre su edad y el contenido del estómago, pues Japón continúa amparándose en que de esta manera estudian la interacción entre la pesca y las ballenas pues, a su juicio, éstas son las culpables de la crisis de los stocks de las pesquerías japonesas. Pero, claro, después de casi 25 años de moratoria nadie puede creerse que Japón siga necesitando más datos para demostrar su tesis, además de que como recuerdan desde los grupos ecologistas ya hay series de datos de décadas sobre la alimentación de estos cetáceos, sin contar con que existen métodos genéticos para hacer esos estudios. Por tanto, o la tesis japonesa es indemostrable o la explicación a su insistencia está en que una vez analizadas las ballenas, su carne acaba en los mercados, esto es, el fin nunca es científico sino comercial.

Pero este año el balón de oxígeno para Japón procede del seno de la propia Comisión Ballenera Internacional. La propuesta de la presidencia de la CBI, presentada el pasado mes de abril y que es la que se discute estos días en Agadir, permitiría a Japón cazar 400 ballenas minke en aguas antárticas entre 2011 y 2015, y reducir ese número a 200 entre 2015 y 2020. Para compensar esa reducción de las capturas en la Antártida -donde la flota nipona captura anualmente cerca de un millar de ejemplares de esta especie- se le permitiría cazar 120 ejemplares más de ballenas minke en aguas próximas a su archipiélago. Es un intento de mantener a la flota nipona bajo el control de la CBI, pero supondría levantar el veto a la caza comercial. Lo cierto es que la Comisión Ballenera no es un órgano conservacionista, sino un organismo internacional que gestiona la captura de ballenas, pero que dada la caída que sufrieron las poblaciones de estos cetáceos en los años 60 y 70, empezó a moverse hacia criterios más sostenibles hasta que en 1982 se adoptó la moratoria, que entró en vigor en 1986.

Propuesta insatisfactoria

La propuesta no satisface completamente ni a las naciones partidarias de la caza, como Noruega, Rusia, Dinamarca, Islandia y Japón, ni a los países conservacionistas, liderados por Latinoamérica y Australia. Por su parte, los tres principales grupos ecologistas presentes en el encuentro (WWF, Greenpeace y PEW) afirman que sería necesario respetar seis puntos fundamentales para que el acuerdo sea satisfactorio. Entre ellos, terminar con la caza en el santuario antártico, prohibir la caza comercial de especies que se consideran amenazadas, limitar al uso doméstico el consumo de la carne u otros productos de ballena en caso de que se adopten las cuotas de caza, y calcular los límites de captura sobre los cálculos del Comité Científico de la CBI y no sobre las capturas actuales de Japón, Noruega e Islandia (estos dos últimos países cazan ballenas porque objetaron formalmente la moratoria).

Así las cosas, el miércoles se reanuda la sesión plenaria, con luz y taquígrafos, después de que los dos primeros días y a tenor de las posturas tan encontrados, la presidencia apostara por crear grupos cerrados de negociación para intentar desatascar las conversaciones.

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