Say, say, say

No puedo dejar de asociar la muerte de Michael Jackson a Víctor Sandoval. Hace un año, llego a casa de madrugada, pongo la tele y me encuentro al dibujo animado acelerado informando desde Miami del repentino fallecimiento del cantante (Miami, claro, queda cerca de Los Ángeles, no te digo). TMZ había dado la noticia y luego se apuntó la CBS. Los canales de noticias (24 horas y CNN +) lo adelantaron en España. Y luego Cuatro y Telecinco. Ahí es donde vino Sandoval, empaquetado en una conexión sin mucha prisa con ‘Sálvame’. Inenarrable. Tan inenarrable como lo que vendría después. Primero, el funeral. Con aquellos autobuses negros (¡autobuses, como en las bodas reales! ¡Y negros!) camino del Staples Center. Con el ataúd dorado color C3P0 (25.000 dólares la gracia). Con Brooke Shields, todo lo grande que es, llorando por su amigo. Con Paris, la hija, hablando y también llorando. Pero todo tan soso.

La diversión llegaría en los siguientes meses. Los que tenemos que escribir a diario en verano agradecimos todas las informaciones absurdas y grotescas suministradas sobre el Rey del Pop durante ese tiempo. Es verdad que en vida ya daba suficientes disparates a la prensa (anda que cuando se puso la abaya en Bahrein…) pero a su muerte abrieron el manicomio. Me voy a autoplagiar con algo escrito en verano: “…llega la historieta de que la nariz de Michael Jackson se perdió en la morgue. A veces me da la impresión de que las noticias sobre Michael Jackson se fabrican en turnos de 24 horas en un remoto lugar de China donde niños explotados generan una cada minuto (luego, en los diez minutos de descanso, hacen ropa de Abercrombie para tontos). .. El testigo vio el cuerpo del cantante en la mesa de autopsias. Y vio que en lugar de nariz había un agujero… La de verdad habría desaparecido a causa de las cirugías… Un antiguo encargado de la casa ya había contado que el cantante tenía una colección de narices falsas...”. Y eso es sólo una muestra.

A finales de octubre llegaría el estreno de «This is it» y los fans volverían a echarse a la calle con sus sombreros y sus chaquetas rojas de «Thriller» compradas en Internet. «This is it» son 112 minutos que condensan más de cien horas de ensayos de los conciertos que iba a dar en Londres. Ensayos que tuvieron lugar en el Staples Center, como el funeral. La película de un concierto. Con un prodigioso, perfeccionista y delgado Jackson cantando (flojito, para guardarse) y bailando con jovenzuelos.

Ahora se avecina el procedimiento al médico. El 23 de agosto está señalado el juicio contra el doctor Murray , que se ha declarado culpable de homicidio involuntario. Por su parte, Joe Jackson, el amantísimo padre que ni siquiera aparece en el testamento, ha acusado a Katherine (la madre) de la muerte de su hijo por no haberlo internado. “Si me hubieras escuchado, Michael estaría vivo”, le ha dicho periódico británico mediante. La cosa jacksoniana vuelve a animarse. Según Billboard, la canción de más éxito de Michael Jackson fue «Say, say, say». Pues eso.