Las promesas de Merkel a Rajoy
Es verdad que España no ha reclamado ningún rescate financiero a Bruselas, pero no es menos cierto que los ecos que llegan desde Alemania hacen indicar que en tierras germanas están esperando el grito de socorro de Zapatero. Para la alicaída banca del país supondría un alivio garantizarse el reembolso de los créditos aportados a sus homólogos sureños, sobre todo ahora que el presidente de turno de la Unión Europea ha cedido el relevo con las orejas gachas y el zurrón cargado de asignaturas pendientes para el otoño.
Los peor pensados del PSOE insisten en que la inestabilidad de los mercados constituye la mejor noticia para Angela Merkel porque de esta manera el dinero miedoso recela de la deuda española para refugiarse en el bund alemán provocando un diferencial que está llegando a cotas peligrosamente históricas para el Tesoro Público.
Con estas expectativas y no menos suspicacias, el presidente del PP, Mariano Rajoy, se ha ido a ver a la canciller alemana en un intento por calmar las tensiones que amenazan con romper la cuerda de Europa por el lado más débil. El mensaje de la dama de hierro no ha podido ser más elocuente y Rajoy ha podido constatar in situ que el Gobierno de Berlín no dejará que nuestro país se convierta en el talón de Aquiles de la zona euro. Ésta es la buena noticia; la mala es que Merkel no ha perdido la ocasión de expresar a Rajoy su enorme preocupación por España.
La gobernanta alemana se comprometió, eso sí, a apaciguar los rumores y prejuicios de los mercados de capitales. Si Merkel cumple, es de esperar que las compuertas de la financiación internacional se abran para los bancos y empresas españolas. Todo un milagro tal y como están las cosas, aunque Zapatero no debería descuidar sus deberes porque los milagros tampoco duran toda la vida.
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