Las tetas y las carretas
¿Qué tienen en común Turquía e Irán? En teoría, que la inmensa mayoría son musulmanes. Poco más
Dice el refrán que tiran más dos tetas que dos carretas. ¿Qué tienen en común Turquía e Irán? En teoría, que la inmensa mayoría de los habitantes de ambos países rezan mirando a La Meca.
Poco más, porque Turquía es miembro de la OTAN y tiene una Constitución secular, que hasta prohíbe el velo en la Universidad, mientras Irán es una república religiosa, donde ahorcan a los homosexuales, lapidan a las adúlteras, mandan fanáticos ayatolás y la ley se inspira en el Corán.
Sin embargo, turcos e iraníes están a partir un piñón, porque la religión hace extraños compañeros de cama. Hay quien atribuye el giro al este de los turcos, a la reticencia de Francia, Alemania, Holanda y otros países occidentales a hacerles un hueco en la Unión Europea, pero cada día estoy más convencido de que las razones son otras y que los turcos van por donde les marca el instinto.
A la hora de la verdad y a pesar de tener territorios e Historia a ambos lados del Bósforo, Turquía tiende a alinearse con quienes sienten, creen y rezan como ella. Es cierto que jugó un papel crucial a favor de EE.UU. durante la Guerra Fría y que ha sido durante varios años el único aliado de Israel en la zona, pero el turbio affaire de la «flotilla humanitaria» despachada hacia Gaza y la comprensión con que las autoridades de Ankara analizan los planes nucleares iraníes, obligan a valorar el asunto en otros términos.
Hay quien sostiene que Turquía es el puente entre Oriente y Occidente y que la Unión Europea debe abrirle las puertas de par en par, porque eso ejercerá una influencia decisiva en la democratización del mundo islámico. A la vista de los acontecimientos más recientes y teniendo en cuenta que Turquía tiene más de 70 millones de habitantes, soy de los que piensan que sería un trágico error.
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