PUNTo de vista
Queda la segunda fase
LUIS JARAMILLO
CONFIESO que me encuentro bastante perdido en esto del proceso de fusión de las cajas, ya que salvo en el caso de Caja España y Caja Duero, en el resto no termino por saber muy bien dónde están realmente los intereses de la Comunidad. Lo digo, porque inicialmente el desmarque de Caja Burgos de las otras dos grandes, encendió todas las alarmas en la Junta y en el Partido Socialista, que siempre han estado juntos en este proyecto, para después comprobar que ambos bendecían la operación.
Con Caja Avila y Caja Segovia, tampoco me entero demasiado bien de las cosas, porque cuando la lógica parecía indicar que se podía inclinar hacia la incorporación a las dos grandes de la región, resulta que no, que la inclinación oficial era hacia Banca Cívica, esa que primero no, pero luego sí.
Al final las dos entidades «pequeñas» han mirado hacia Madrid, con la contrariedad absoluta de los promotores de la reordenación del mapa financiero de la Comunidad. Puede que la decisión de los Consejos de estas dos cajas sorprenda a algunos por lo que supone de ruptura de disciplina de los partidos, pero en el fondo no ha extrañado a casi nadie y menos si eran de esas dos plazas, que estaban convencidos de que la operación final les llevaba a Madrid.
Si además se tiene en cuenta que Caja Madrid la preside Rodrigo Rato y que Ángel Acebes es miembro del Consejo de la entidad, la cosa parece evidente y tengo para mi que pronto pasará de largo, antes de abrir un auténtico cisma en el seno del PP regional.
Lo cierto es que «a trancas y barrancas» ya tenemos el dibujo provisional del mapa de las cajas de ahorros en Castilla y León en una primera fase, sólo en la primera, porque nadie duda que el futuro vendrá con fusiones o acuerdos interregionales. La duda que asalta ahora es hacia dónde mirarán los intereses de Castilla y León.
Si mirarán hacia Galicia, para tratar de buscar constituir la gran caja del noroeste de España, o bien las miradas se dirigen hacia el hoy denostado Sistema Institucional de Protección (SIP) de Caja Madrid, en cuyo caso volverán a encontrarse con las dos cajas díscolas del momento.
Veremos si en esta nueva fase hay más tino y menos revuelo. A priori la cosa parece que puede resultar más sencilla, porque no se producirán esas divergencias internas que tanto se han evidenciado en estos dos años y que han reabierto el siempre latente tema de los localismos, que aunque parece cerrado, es como esa una chispa que salta a la mínima, en cualquier momento.
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