Metallica, la noche de los cuellos rotos
El grupo californiano cerró junto a los veteranos Mötorhead el festival Rock in Rio, en una noche a cielo abierto llena de rayos y centellas heavies

Casi se cabalgó sobre los rayos en la Ciudad del Rock, pero esta vez el cielo dejó las melenas secas. Metallica cerró el festival con la potencia de unos dioses del trueno en una noche de clásicos del «thrash metal» casi impecable, saliendo a por todas desde el primer minuto.
Y es que «Creeping Death» es como para echarse a temblar si los de al lado se ponen a mover la cabeza arriba y debajo de esa manera, aunque el batería Lars Ulrich vaya atropellado.
Después vinieron «Fade to black», «Sad but true», «Cyanide», y el bestial aparataje de fuego que acompañó al resto del concierto, donde sonaron, entre otras, «One», «Master of Puppets» y «Seek and destroy».
Resultado al día siguiente: qué más da que me duela el cuello y mi grupo tuviera imprecisiones. Me lo pasé en grande.
Barón Rojo y Hail! tocaron juntos algunas versiones de clásicos heavies a primera hora de la tarde, un momento algo flojo de público que debió afectar a sus ganas, pues no estuvieron todo lo fuertes que cabía esperar. Después, Sôber inauguró el Escenario Mundo con una actuación muy esperada, pues su cita como teloneros de Mötorhead al poco de su regreso a la escena se mostraba muy jugosa para sus fans, que acudieron en masa para vitorear un concierto que tuvo momentos realmente emotivos para sus seguidores.
Después se esperaba el concierto de Mötorhead, pero sobre las tablas aparecieron los madrileños Inlogic, invitados a esta cumbre del rock casi de chiripa. Ellos mismos gritaban al micrófono que estaban viviendo un sueño, y aprovecharon para echarle bemoles al asunto y dar un (mini) concierto más que aceptable, muy guerrero en algunos momentos.
El cielo estuvo amenazante toda la tarde, pero a pocos minutos del concierto de Mötorhead algunos rayos de sol comenzaron a bañar de luz el césped artificial. El líder de la banda, el inconmensurable Lemmy Kilminster, apareció con algo de retraso con su voz cazallera para poner a las casi 50.000 almas a romperse el cuello con «Iron Fist». «Stay Clean», «Be my baby» y «Rock out» fueron empalmadas una detrás de otras, y aunque la voz de Lemmy quedó bastante sepultada por el empuje de guitarra y batería, quedó un recital para el recuerdo, con «Ace of Spades» dejando claro que la veteranía es y será un grado en cualquier lugar. Especialmente en un festival que tiene guardería...
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