El aborto socialista

Cuando de aquí a unos lustros se escriba la historia de estos años, resultará incomprensible que una persona, con la escasa preparación de Bibiana Aído, haya podido llegar a ser ministra. El cúmulo de despropósitos acumulados en torno a la reforma legal más brutal contra el derecho a la vida que se ha ido tejiendo en esta legislatura, es tan grande, que estoy convencido que el Tribunal Constitucional amparará la medida cautelar solicitada por el Partido Popular, para que no entre en vigor por el perjuicio irreparable -nada menos que la vida- que provocaría si no se suspendiese provisionalmente hasta que haya sentencia.

El recurso, presentado por Federico Trillo en nombre de Mariano Rajoy y una cincuentena de diputados más, es la prueba más evidente de que el PP, si gana las próximas elecciones y forma gobierno, lo hará desde las convicciones más arraigadas y no, simplemente, desde el oportunismo sociologista. Este recurso, articulado jurídicamente de forma impecable por Trillo y Sandra Moneo, está presentado en un momento bueno, cuando los populares suben de forma implacable en todas las encuestas, ante el derrumbamiento sin freno de las políticas económicas y morales que nos ofrecía el socialismo. Se acabó la fiesta, ahora es el momento de la seriedad, del trabajo bien hecho y, también, de un optimismo contenido.

Si el Partido Popular es capaz de conectar con el ciudadano medio y de ofrecer medidas realistas, políticas económicas creíbles y una certeza moral en torno a sus convicciones, habremos dado un paso de gigante y estaremos en la buena senda que nos conducirá, sin duda, a la tan deseable regeneración institucional y recuperación económica. El paso dado por Mariano Rajoy al presentar este recurso es muy importante porque devuelve la confianza a un sector amplísimo de la población española que estaba harto de experimentos sociales, económicos y religiosas, o a esa estrategia de cambios diarios que le ha llevado a calificarla de política de necios a Felipe González.