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Sochi, la ciudad blindada

La futura sede olímpica teme el zarpazo del terrorismo o posibles provocaciones de la vecina Georgia

Sochi, la ciudad blindada

Aún faltan más de tres años y medio para los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 y su sede, la localidad costera de Sochi, se prepara a toda máquina para el evento. La semana pasada se terminó de perforar el primer complejo de túneles de los seis necesarios para unir por carretera y tren el aeropuerto de la ciudad, emplazado junto al litoral, con Krásnaya Poliana (1.900 metros sobre el nivel del mar), en donde estarán situadas las pistas de esquí.

Enclavada entre la Cordillera Caucásica y el Mar Negro, Sochi fue para los habitantes de toda la Unión Soviética uno de los principales centros vacacionales durante el verano. Stalin tenía allí una de sus residencias . Ahora y pese a sus deficientes playas, la nueva élite rusa pretende convertir la región en la Costa Azul del Mar Negro. El presidente Dmitri Medvédev y el primer ministro, Vladímir Putin, veranean allí.

Sochi, sin embargo, nunca fue una auténtica estación de invierno. Esa es la razón por la que la construcción de las instalaciones olímpicas ha tenido que comenzarse prácticamente desde cero. El cumplimiento de los plazos en la ejecución de las faraónicas infraestructuras preocupa a las autoridades.

Pero inquieta mucho más el problema de la seguridad. Sochi se encuentra a tiro de piedra de las conflictivas repúblicas del Cáucaso Norte y su aeropuerto a tan sólo una treintena de kilómetros de Abjasia, territorio perteneciente a Georgia, aunque autoproclamado independiente y ocupado por tropas rusas.

El director del FSB (antiguo KGB), Alexánder Bórtnikov, dijo el miércoles que “las amenazas de Al Qaida fueron el motivo de la cancelación del rally Dakar 2008 y grupos armados -en referencia a islamistas de Chechenia, Daguestán e Ingushetia- han expresado claramente su intención de crear la misma situación en la víspera de los Juegos Olímpicos de 2014” .

Las hostiles relaciones que Rusia mantiene con Georgia, tras la guerra relámpago de agosto de 2008, constituyen el otro foco de tensión. El Kremlin no descarta “provocaciones” del país vecino, si para entonces no se han logrado normalizar las cosas. Tiflis intentó sin éxito conseguir en 2008 que el Comité Olímpico Internacional arrebatase a Sochi los Juegos.

Expropiaciones de casas y terrenos

La obsesión por la seguridad es perceptible actualmente en la futura sede olímpica. Un periodista extranjero, invitado también por RZhD, los ferrocarriles rusos, a la ceremonia con motivo de la finalización del primer tramo de túneles, comentaba que la profesión de guarda jurado parece una de las más demandadas en Rusia. Y es que, en algunas de las obras, da la sensación de haber más encargados de la seguridad que trabajadores.

La presencia de navíos guardacostas es también apreciable así como la abundante vigilancia policial en las carreteras, embarcaderos y aeropuerto. En Sochi han sido ya desplegadas varias unidades de fuerzas especiales del Ejército y baterías antimisiles . La ciudad combina rancios balnearios de la época soviética con esplendorosas mansiones y edificios de viviendas de lujo. Además de las 11 edificaciones propiamente deportivas y las dos villas olímpicas, se están haciendo numerosos hoteles, un nuevo puerto, más de 200 kilómetros de carreteras y 100 de ferrocarril. El nuevo aeropuerto está ya terminado. Todo ello tendrá un costo, según ha revelado el ministro de Desarrollo Regional, Yuri Reilián, de 950.000 millones de rublos (unos 25.000 millones de euros) . La mitad será aportada por el Estado y el resto por inversores privados.

La población local, no obstante, se muestra poco complacida. Los precios se han disparado mientras las expropiaciones de casas y terrenos para realizar las obras se han hecho a menudo injusta y arbitrariamente. Eso es lo que opinan los ecologistas, quienes además no han cesado de criticar desde el principio la idea de celebrar allí la Olimpiada por el daño “irreparable” que, según ellos, sufrirá la Reserva Nacional de la Biosfera del Cáucaso. La zona está protegida desde 1924 y fue declarada hace once años por la Unesco patrimonio natural de la humanidad.

La corrupción es otra de las fuentes de malestar social y de que se haya tenido que revisar varias veces el presupuesto olímpico. Desde 2008, Sochi ha cambiado cuatro veces de alcalde, hasta que en Moscú se han sentido más o menos seguros de que los fondos asignados por el Gobierno no se disolverán como un azucarillo. El proyecto Sochi-2014 pertenece a Putin y él es quien lo está impulsando con mayor empeño.

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