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Zapatero y sus «castings»

Los tiempos felices: José Luis Rodríguez Zapatero charla con Tomás Gómez durante el transcurso de un mitin celebrado en 2007

POR CARLOTA FOMINAYA

FOTO JAIME GARCÍA

MADRID. Desde que en 1995 el PSOE perdiese el gobierno de la capital, el partido de la rosa no consigue poner en aprietos electorales a los populares en todo el territorio de la Comunidad de Madrid. El largo desfile de candidatos destinados a batirse (o a inmolarse) contra la presidenta regional, Esperanza Aguirre, o el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, así lo demuestra. El número de designados oficialmente y tanteados extraoficialmente suma y sigue. ¿Qué es lo que falla para que en Madrid se sucedan los nombres?

Fuentes socialistas apuntan a que el error está en la actual táctica de «ensayo y error» de Ferraz, que insiste en hacer «casting» de último minuto y no deja que líderes como el actual secretario general del PSM-PSOE, Tomás Gómez, o el portavoz en el Ayuntamiento, David Lucas, se fragüen en la batalla diaria. Sin embargo, reconocen que esta segunda opción tampoco funciona, y que es «desesperante» escuchar en la calle «Tomás qué y David qué».

Los tiempos de Simancas

Un caso que reforzaría esta teoría es el de Rafael Simancas que, como secretario general del PSM (2000-2007) ha sido el que más ha durado en el «cargo» de candidato a la Comunidad de Madrid y que, de hecho, llegó a rozar con los dedos el Palacio de la Puerta del Sol en las elecciones autonómicas de 2003. No lo logró por el «tamayazo», como se conoce a la ausencia de los diputados socialistas Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez en el momento de la votación para su elección.

En esta convocatoria le acompañó en el «ticket» electoral como candidata a la alcaldía Trinidad Jiménez. De aquella campaña quedó en la retina de todos la famosa chupa de cuero con la que la además prima de Alberto Ruiz-Gallardón posaba en los carteles de campaña.

Simancas se volvía a encontrar, cuatro años después, sin compañero o compañera de cartel. La maquinaria de «castings» se volvía a poner en marcha. Empezó entonces a correr el rumor de que Javier Solana abandonaría el confort del cargo de Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad para luchar por la quimera de la alcaldía de Madrid. Estaba muy bien visto, pero tenía mucho riesgo de derrota y la propuesta de Zapatero no se hizo oficial.

Sí se hizo pública, en cambio, la propuesta de José Bono, aunque finalmente tampoco fue candidato socialista a la alcaldía de Madrid. Aparecieron de nuevo las «razones personales» que alegó el ex ministro de Defensa y ahora presidente del Congreso de los Diputados para justificar su salida del Gobierno. Eso sí, horas antes de declinar el ofrecimiento había llegado a declarar sin rodeos que «a nadie le amarga un dulce» y apelaba como socialista a la disciplina hacia su jefe político, Rodríguez Zapatero.

Tras la frustrada «operación Bono», que provocó un profundo malestar entre los socialistas, se barajaron -sin éxito- nombres como el de Alfredo Pérez Rubalcaba, hoy ministro de Interior, y el de la hoy vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, entre otros.

El error de Sebastián

Hasta que la dirección del PSOE sorprendió a todos con un nombre para competir contra Gallardón que a casi nadie sonaba: el de Miguel Sebastián. El presidente del Gobierno de España trató de escenificar la elección de Miguel Sebastián como el perfecto candidato. Sebastián, que ni siquiera estaba afiliado al PSOE, compareció un día en la sede federal, en Ferraz, flanqueado por el propio Zapatero y Simancas, tras convocar a la prensa con el tiempo justo. En la escenificación no faltaron fuertes abrazos, palmadas y sonrisas exageradas.

Poco duró el brillo de la estrella como candidato. En este caso, su derrota llegó en forma de debate televisivo en mayo de 2007, cuando tuvo que medirse con el regidor, Alberto Ruiz-Gallardón. A Sebastián se le recordara por el debate en el que sacó a escena una presunta relación del alcalde con una abogada implicada en la «operación Malaya». Esta intervención acabó costándole las elecciones y sobre todo el enfrentamiento abierto y en pleno proceso electoral con la mayoría de los cuadros dirigentes del PSM-PSOE, que además eran escasamente proclives a él. En ese momento, como ahora hace Tomás Gómez, se encargaban de insistir una y otra vez en que «el PSM no es el patio trasero de Ferraz ni de nadie» y que «las historias del pasado han acabado hace mucho tiempo».

Los malos resultados obtenidos en aquellas elecciones municipales y autonómicas de Madrid de 2007 se llevaron por delante al mismo Sebastián, y a Simancas, que dimitió el 4 de junio. Sin embargo, el primero fue premiado más tarde con la cartera del ministerio de Industria.

El alcalde más votado

El último elegido por Ferraz para romper lo que ya parece un mal conjuro y devolver el gobierno madrileño a los socialistas es Tomás Gómez, que venía de ser el alcalde (de Parla) más votado de España, pero la concatenación de torpezas que llevan su firma no parece que lo vayan a hacer posible.

La última, su empecinamiento en ser ratificado por la dirección federal socialista como candidato a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, cuando se le ha dicho por activa y pasiva que debe esperar al mes de septiembre, cuando se conozcan en todas las autonomías de España. Su no disimulado enfrentamiento con el todopoderoso vicesecretario general del PSOE y ministro de Fomento, José Blanco, también le puede costar muy caro.

Tras el órdago lanzado el lunes a José Blanco, el líder de los socialistas madrileños ha quedado muy tocado y dividido el partido. Por un lado deja a los treinta alcaldes regionales que suscribieron un manifiesto en su defensa y por otro, a los altos dirigentes socialistas que querían firmar un comunicado en apoyo del viceministro. Todo esto, en medio del rumor que apunta a que Zapatero planea sustituirle a la vuelta del verano por la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez.

El «as» de las primarias

Ayer mismo, en declaraciones a la Ser, Gómez no se cortaba y se reafirmaba en que si la dirección nacional pone sobre la mesa otro candidato, aunque fuese Trinidad Jiménez, el convocaría primarias y se presentaría a ellas. Eso sí, insistió en afirmar que «entre Zapatero y yo no hay huecos y todo el que busque una grieta pierde el tiempo».

A David Lucas, portavoz en el Ayuntamiento, le ocurre otro tanto de lo mismo. Le gustaría ser candidato, pero en este caso igualmente se oyen otros nombres que le sustituirían, como es el caso del de los ministros de Educación y Vivienda, Ángel Gabilondo y Beatriz Corredor.

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