Todas las claves del cáncer de páncreas

El cáncer de páncreas aún es un gran rompecabezas, difícil de componer, que mantiene en jaque a científicos y clínicos. Pero, poco a poco, se le van arrancando sus secretos. El oncólogo español Manuel Hidalgo, uno de los mayores expertos en tumores gastrointestinales, ha sido el elegido para realizar la última revisión sobre la enfermedad en el último número de la revista «New England Journal of Medicine».
No todo son malas noticias para un cáncer del que sólo se suele hablar en tono trágico. «El mejor conocimiento biológico nos está permitiendo diseñar mejores estrategias. Contamos con nuevas dianas terapéuticas de las que esperamos tengan efectos», resume Manuel Hidalgo. Hidalgo es director del Centro Integral Oncológico Clara Campal y dirige el Programa de Investigación Clínica del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). Conozca cómo se detecta, trata y si se puede prevenir, según la última revisión de este especialista.
¿Cómo se origina?
Las causas que originan el cáncer de páncreas son aún una gran incógnita. El tabaco es el único factor ambiental conocido que elevaría el riesgo, pero apenas lo duplica . También se especula con la posibilidad de que el consumo de alcohol, café y uso continuado de aspirina podría contribuir, aunque los datos no son consistentes. Trastornos como la cirrosis crónica o una dieta rica en grasa aumentarían el riesgo. También se especula con el papel del tipo de sangre: personas con tipo A, B o AB tendrían más posibilidades que los del grupo 0.
¿Hay más riesgo si hay un caso en la familia?
Entre el 5-10% de pacientes tenían un familiar afectado. En algunas familias este tumor «corre» con tanta facilidad que el riesgo se multiplica casi por 60, con familias con más de tres miembros afectados.
¿Qué hemos aprendido del tumor?
«En cinco años conocemos mucho mejor su biología y entendemos más la enfermedad», asegura Hidalgo. El tumor se origina en el epitelio ductal y evoluciona desde lesiones premalignas a un cáncer totalmente invasivo. Esa evolución dramática es paralela a la sucesiva acumulación de mutaciones genéticas (activan oncogenes y se anulan genes supresores de tumores). Casi todos los pacientes portan una o más de las cuatro anomalías genéticas conocidas. En estos últimos años se ha conocido el papel clave que juega el estroma, el armazón del páncreas, en este tumor. El estroma no funciona como un barrera mecánica, sino que constituye un compartimento dinámico que está involucrado en el proceso de formación del tumor.
El diagnóstico precoz, a la espera de un test en sangre
La esperanza de clínicos e investigadores está en el desarrollo de un test en sangre que permita hacer un cribado de la población y detectar a tiempo un cáncer que parece jugar al escondite. «Hay muchos test en investigación, pero hoy por hoy no hay nada que los clínicos podamos hacer para detectar de forma precoz el cáncer de páncreas». Sí se cuenta con un marcador que permite conocer el pronóstico del tumor ya declarado. La prueba diagnóstica más eficaz para pacientes de alto riesgo es la ecoendoscopia. Aunque esta prueba no se puede ofrecer a toda la población: requiere sedación e ingreso hospitalario. «No es coste-efectiva».
Los síntomas tampoco ayudan (dolor, náuseas, pérdida de peso...) nada muy específico que haga saltar las alarmas. Una señal de aviso puede ser la aparición de una pancreatitis. «De hecho, este tumor debería ser tenido en cuenta cuando se produce una pancreatitis crónica.
¿Cuál es la prueba de diagnóstico más eficaz?
La prueba de imagen de elección es el TAC, pero también son útiles la ultrasoniografía endoscópica, la resonancia y el PET. Si hay un tumor escurridizo y difícil de detectar ése es el cáncer de páncreas. Esta fábrica de hormonas y de enzimas necesarias para la digestión se sitúa detrás del estómago y el colon en íntimo contacto con importantes tejidos como el duodeno, la vía biliar, las arterias y venas intestinales... qe facilitan la rápida invasión a otros órganos.
Cómo tratarlo
La cirugía es el tratamiento de elección cuando la enfermedad está en sus comienzos. En pacientes que están al límite (ni el tumor es muy avanzado ni precoz) la mejor opción es recurrir primero a la quimioterapia y después a la cirugía. «Lo que sabemos hoy es que la quimioterapia después de la cirugía alarga la vida. Se trata de uno de los mayores avances que se han hecho en el manejo del cáncer de páncreas».
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