«La cultura es la mejor forma de superar los clichés entre occidente y el mundo árabe»

Yasmine Al Masri es la protagonista de uno de los films árabes que más polémica han levantado en los últimos tiempos, y gracias al que descubrió su faceta de actriz. Tras su éxito a nivel internacional, esta libanesa abandonó París y su carrera como profesional de la moda para dedicarse a la interpretación.
-En España es conocida por su papel en «Caramel» (2007), una película que impactó mucho en Cannes porque no es frecuente que desde el Líbano lleguen historias como ésta. ¿Cómo fue esa experiencia?
-Lo cierto es que tampoco es un tipo de película habitual en el mundo árabe. Se trata de un film que rompe con muchos tabúes porque habla de encontrar la identidad sexual, trata el lesbianismo, la menopausia, la virginidad... temas que no son comunes en el cine árabe y se trataron desde una perspectiva totalmente novedosa.
-Precisamente por tocar ese tipo de temas, es de suponer que su estreno levantaría polémica en el Líbano. ¿Qué repercusiones tuvo?
-La película fue recibida con mucho amor y también creó mucho debate porque no hablaba de la guerra sino de la sociedad del Líbano y de sus problemas. Y es que Líbano es un país donde diferentes religiones y diferentes clases sociales viven juntas y una de las finalidades de este trabajo era demostrar que toda esa sociedad puede convivir a pesar de las diferencias que narra la cinta. Así, a raíz del film se empezó a hablar de las mujeres por primera vez y los hombres decían «queremos saber más de cómo viven las mujeres».
-Además fue una magnífica plataforma para su debut como actriz que de seguro le abrió las puertas al mercado internacional. ¿Qué otros trabajos vinieron después de «Caramel»?
-Gracias a «Caramel» hice otras cinco películas. Una de ellas es un proyecto muy importante que se estrenará en el festival de Venecia, llamado «Miral». Se basa en la autobiografía de una periodista palestina, de la que aprendí mucho. Otra de las películas es «Granadas y Mirra» y fue muy especial para mí porque me permitió ir a Palestina por primera vez, es la tierra de mi madre pero nunca antes me había atrevido a visitarla. Cuando el director me llamó para proponerme el proyecto, no lo dudé. Después hice un serie de televisión sobre árabes en Londres y también rodé una película en Francia.
-En su última película «Granadas y Mirra» queda al descubierto la Yasmine bailarina. ¿Con cuál de las dos facetas se quedaría?
-Soy una bailarina actriz y una actriz bailarina. No se puede separar en mi caso porque una bailarina considera que cuando está en el escenario también se puede ser actriz y al mismo tiempo delante de la cámara también usas tu cuerpo. Si a día de hoy tuviera que elegir entre dos trabajos, ahora mismo escogería el baile.
-Usted también se define como una «videoartista». ¿Puedes explicar en qué consiste?
-Ser una videoartista es tener la libertad de poder experimentar y de no asustarse por probar nuevas técnicas. Por ejemplo, si un día de repente haces sesenta fotos y descubres que puedes hacer una película con ellas. Todo funciona en base a la experimentación y a mí personalmente me gusta intentar cosas nuevas y tener el camino libre para probar nuevas formas de narrar. En este sentido, el arte contemporáneo te otorga libertad.
-Supongo que como actriz valorará las iniciativas que protegen y fomentan el cine árabe...
-Valoro mucho este tipo de proyectos porque es una forma de que la cultura árabe llegue a occidente. Para mí la cultura es el mejor modo de conocer al otro y de resolver los clichés y los conflictos que existen entre el mundo occidental y el mundo árabe.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete