La pareja progresista

Cada vez que paso por la nueva Puerta del Sol me acuerdo de una cosa que Camba decía del marxismo: «Es posible que el marxismo esté adueñándose del mundo -decía-, pero cuando yo oigo vocear en la Puerta del Sol el «Manifiesto comunista» de don Carlos Marx a treinta céntimos, pienso que es la propia Puerta del Sol quien va adueñándose del marxismo». Eso mismo, pero al revés, ha ocurrido con Tomás Gómez, el Gómez de Madrid, enviado al vinagre de la capital por el p... amo del Sur, un tal Castro de Getafe, para que se haga, como los boquerones, en su propia salsa. Para apoderarse de la Puerta del Sol, Gómez aporta ese paleterío que corre por las venas de Madrid, ávida de harinas de la Sagra, de alubias blancas de Tielmes, de habitas tiernas del Tajuña y de dulce anisado de Chinchón, aunque Gómez sólo se trabaje el atún («thunnus thynnus»), cuyos molletes le hacen decir luego cosas muy raras. Pero yo paso por la nueva Puerta del Sol, con sus fallitas del osito y la mariblanquita, y pienso que la plaza, tal como la han arreglado, va apoderándose de Gómez, que podrá asomarse al balcón del Gobierno regional y sentirse como en Parla. No tiene otra justificación lo que ha pasado con esa plaza. ¡Menudo «ticket» electoral se han buscado las fuerzas de progreso! Gómez en la Puerta del Sol para la cosa de la boina, que eso es la Comunidad, y en la Cibeles, para la cosa del adoquín, que eso es el Ayuntamiento, Gabilondo, un tío que disfruta planchando mientras cavila las cosas de la vida. ¿El aborto? «Yo tengo un problema, y es que soy de metafísica y por tanto necesitaría un buen rato para decidir qué es un ser humano». ¿Alguien que vota, quizás? No sabe. Necesita otro buen rato. Necesita que le pasen otro juego de sábanas para que las planche, y quizás luego... Gómez y Gabilondo pertenecen a un partido que en concepto de medida de estímulo económico ha enviado al municipio burgalés de Iglesiarrubia la cantidad de... ¡0,48 euros!

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