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ABC Cultural

Muy buenos propósitos y muy buenas palabras sobre el papel... electrónico

No será «Fahrenheit 451», pero la pira del debate sobre el futuro del libro está que arde. ¿Será el libro digital el coche de bomberos que acabe con el fuego, o sólo servirá para pisarnos la manguera por muy cibernáutica que sea? Estas preguntas y sus posibles respuestas no están en el viento sino que se escucharon en la pimera jornada del Seminario «La digitalización del material cultural. Bibliotecas digitales y derechos de autor», que ayer inauguró en la Bibloteca Nacional de España la Ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, en el que participan un nutrido y selecto grupo de creadores, industrias de contenidos y entidades de gestión, así como responsbales de varias bibliotecas públicas europeas. Antes de comenzar las disertaciones, González-Sinde confió en que este semianrio ayude a «poner en marcha políticas culturales compartidas».

Las intervenciones se sucedieron a lo largo de la mañana y de la tarde y la mayoría de los intervinientes intentó arrimar el ascua a su particular sardina, aunque se atisban apuntes de que por las buenas o por las regulares habrá que llegar a acuerdos entre todos.

Hubo cifras, como la apuntada por Anne Bergman-Tahon, de la Federación de Editores Europeos, quien destacó «que en 2015 el libro digital apenas llegará al 15 por ciento del mercado», o las de Eduardo Bautista, presidente de la SGAE, que puso el dedo en la llaga de los 2.400 millones de descargas ilegales de obras protegidas durante 2008» subrayando que «no hay que olvidar que son los autores quienes ponen en marcha la cadena del valor añadido». Desde myspace, Christopher Moser, se quejó de «la falta de homogeneidad en las licencias» y por parte de las discográficas, Simone Bosé, presidente de Emi Music España, entonó cierto mea culpa: «Nuestro estilo de comunicación era impositivo sin contar con el público. Esto ha pasado a la Historia. Acercarse al consumidor es vital».

Boca a oreja

Desde otro ángulo, Javier Celaya, fundador de la revista dosdoce.com y experto en economía digital destacó que «Internet es un tsunami creativo, y la industria editorial no se puede empecinar en mantener el ecosistema del libro. Eso es insostenible. La clave del negocio digital está en los servicios y en el boca a oreja que suponen las redes sociales». Sin embargo, para Jesús Badenes, directivo de Planeta, el tsunami de momento no es creativo, sino «distributivo», al tiempo que aseguraba que el editor seguirá siendo fundamental para «obtener contenidos de calidad».

Por su parte, los representantes de diversas Bibliotecas Nacionales Europeas (Francia, Dinamarca, España) relataron sus experiencias digitalizadoras, en las que se está llevando a la práctica el consenso con los editores y los propietarios de derechos y, finalmente, Antonio María de Ávila, Director Ejecutivo del Gremio de Editores, resaltó el esfuerzo realizado por sus asociados al alimón con la Biblioteca Nacional dentro del proyecto Enclave, en el que se han digitalizado por primera vez obras protegidas (unas 23.000), pero no sin buen humor comentó que «nuestro mayor best-seller ha recibido 38 descargas». «Señores tecnólogos. De momento, no hay demanda», concluyó.

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