Cincuenta años de presos «plantados» en la finca de los Castro
Cuba: de Chanes de Armas a Zapata
Mario Chanes de Armas (derecha), con Leopoldo Fernández Pujals y José Pujals en 1999 / J. M. BARROSO
Actualizado Sábado , 06-03-10 a las 17 : 56
Paradojas de la vida, tan sólo por unas horas la muerte del preso político cubano Orlando Zapata Tamayo no coincidió con el tercer aniversario del fallecimiento en el exilio del mítico «plantado», víctima también de la represión castrista, Mario Chanes de Armas, el recluso político que soportó la mayor permanencia en prisión por defender sus ideas: treinta años de reclusión, es decir, tres más que el cinematografiado Nelson Mandela.

La muerte de Zapata, el pasado 23 de febrero, tras su paso por las prisiones castristas ha traído, una vez más, a la palestra el ya manido y cínico discurso del régimen cubano negando la existencia de presos políticos y, por supuesto, de torturas. Un discurso que sigue contando con una cohorte de palmeros de la izquierda más rancia de Europa y de América, aunque poco a poco va perdiendo el compás. Han cambiado los nombres y las circunstancias, pero el sistema sigue siendo el mismo. El mismo que en 1960, o sea hace 50 años, inició el proceso que llevaría a la cárcel a Chanes de Armas, compañero de Fidel Castro en el asalto al Moncada, en la lucha de ambos contra la dictadura de Batista; el mismo que treinta años después, tras su salida de prisión, exponía a ABC Chanes de Armas en su casa de las afueras de La Habana, y el mismo que se ha llevado por delante a Orlando Zapata Tamayo, o sea, la dictadura tiránica de los hermanos Castro.
«Gusanos» o «mercenarios»
Apenas tres meses después de haber cumplido sus 30 años de condena, allá por septiembre de 1991, Chanes de Armas comentaba a ABC: «Nunca en mi vida vi un nivel de pobreza tan grande como el que existe en estos momentos en La Habana». Era la misma queja que se sigue repitiendo hoy en Cuba 20 años después. Desempolvando los papeles de aquella entrevista, uno se encuentra entre los caracteres de la vieja Olivetti que la situación es prácticamente la misma. Su repaso a la actualidad de entonces, su diagnóstico y hasta su análisis coinciden prácticamente, coma por coma, con lo que ha ocurrido a hora con Zapata; con la situación de pobreza del país; con los mecanismos represión y tortura del régimen; con su exquisito manejo de la mentira y la propaganda y con su zafio sistema de represión contra cualquiera que incomode a los Castro y a su «estatus». Sólo han cambiado algunas denominaciones.
Cuba: de Chanes de Armas a Zapata
Orlando Zapata

Al principio, cualquiera que discrepara era considerado un «gusano» al servicio de la CIA, hasta que se llegó a un punto en que era difícil convencer a alguien de que casi dos millones de exiliados cubanos tuvieran que ser, por interés de los Castro, «gusanos» al servicio del imperio. Ahora el diario oficial Granma, del Partido Comunista de Cuba, o sea, del único permitido en la isla, en el «caso Zapata», y en otros similares, se limita a llamar al desafecto al régimen «mercenario», por supuesto pagado por embajadas extranjeras en La Habana, y a «mentores políticos» que le estimularon a que se pusiera en la huelga de hambre que terminó «minando definitivamente su organismo», porque, según este diario, en Cuba «nadie desaparece ni es asesinado por la Policía». El propio Raúl Castro, heredero de la «finca», se hartaba de repetirlo a los periodistas que acompañaban al presidente brasileño, Lula da Silva, en su visita de hace unos días a la isla.
Pero la realidad es tozuda. Las fuentes más próximas al disidente cubano fallecido indican que Zapata Tamayo era uno de los represaliados y encarcelados de la «Primavera Negra» de 2003. Fundador de Alternativa Republicana y activista por la liberación de los presos políticos. Tras su entrada en prisión fue sometido a nueve juicios con una condena total de 50 años de cárcel, que, después, le rebajaron a 25. En el penal Kilo 8, de Camagüey, donde había iniciado la huelga de hambre, fue castigado en una de las típicas celdas «tapiadas» del presidio cubano -como Chanes hace 50 años- y maltratado hasta el punto de que cuando lo llevaron al hospital su estado era ya prácticamente irreversible, de modo que los médicos, al parecer, se limitaron a cumplir un protocolo y a «lavarse las manos» en el asunto para no perder su «estatus». Zapata prefirió perder su vida a perder su dignidad y se negó a vestir el uniforme de preso común, pese a que el régimen insista en que se trataba de un vulgar delincuente y algunos, convencidos, ingenuos o interesados, se lo crean. Zapata, para la oposición, fue otro “plantado” que luchaba por la libertad, la dignidad y la democracia.
Eran exactamente las mismas circunstancias que hace 50 años se encontró Chanes de Armas cuando, en 1960, Fidel Casto ordenó su ingreso en prisión. Fue el último de los míticos «plantados» de la primera generación en salir de presidio. Al igual que Zapata, se negaban a vestirse de presidiarios porque no eran delincuentes comunes, se limitaban a defender la libertad y la democracia.
Libre en la cárcel
En aquella conversación, Chanes declaraba a ABC: «Yo me he sentido libre en la cárcel, aunque experimenté la violencia en Isla de Pinos o cuando se aplicó el plan Camilo Cienfuegos de trabajos forzados, en el que murieron cuatro compañeros a bayonetazos, otros resultaron heridos y, desde luego, todos golpeados. Me sentía libre aunque en más de una ocasión estuve “tapiado”, porque expresaba mis ideas, lo que pensaba. En 1989 me propusieron la revisión de la causa, pero me negué porque no quería la libertad con condiciones, o sea, a cambio de renunciar a mis principios. Yo era un “plantado” y dormía a pierna suelta porque estaba a bien con mi conciencia».
No le gustaba hablar de sus años de presidio, de los seis años, entre 1981 y 1987, que permaneció en Combinado del Este sin recibir visitas, O de que su hijo nació cuando él ya estaba en prisión y no pudo conocerlo hasta muchos meses después. O que tampoco pudo asistirle cuando a los 27 años moría tras ser ingresado en un hospital cubano. «En esos días -decía con los ojos inundados de tristeza- me propusieron que podría ir a verlo si accedía a vestirme de preso común. Querían obligarme a renunciar a mis ideas, a mi resistencia. No acepté. Primero de todo estaba mi dignidad como persona».
Lo mismo que Zapata medio siglo después, aunque hay alguna diferencia. Chanes de Armas había sido desde su juventud un luchador por la libertad y la democracia. Primero contra Fulgencio Batista. El 26 de julio de 1953 participó en el asalto al cuartel de Moncada, junto a Fidel Castro, y con él fue encarcelado en Isla de Pinos. Tras un indulto, se marchó a Miami, hasta que Castro le reclamó para participar desde México en la expedición del yate Granma para retomar la revolución. El desembarco en Cuba se produjo el 2 de diciembre de 1956 y en la aventura, además de Chanes y los Castro, participaban el «Che» Guevara, Almeida, Cienfuegos y otros compañeros hasta completar una dotación de 82 personas. La invasión fracasa y Chanes se refugia en La Habana, donde continúa en la lucha clandestina contra la dictadura de Batista. El triunfo de la revolución, el 1 de enero de 1959, pilla a Chanes de Armas en la cárcel. Es liberado y Castro le otorga algunos cargos de responsabilidad.
El mito de la sierra
Chanes comentaba este episodio con cierta sorna. La propaganda oficial castrista y cierta izquierda europea y americana han mitificado a los combatientes de Sierra Maestra, o sea al «Che» y a los Castro, pero Chanes aseguraba que «hubo más víctimas entre los clandestinos de las ciudades, como aquí en La Habana, que en la sierra». El caso es que se percató de inmediato de que los planes de los Castro no iban precisamente por restablecer la democracia en Cuba sino más bien un régimen totalitario y se fue despegando paulatinamente del régimen. Ya en 1960, tan sólo un año después del triunfo de la revolución, empieza a manifestarse abiertamente sobre el peligro que corre la recién conquistada libertad. Y a comienzos de 1961 Fidel Castro ordena su ingreso en prisión.
Chanes comentaba a ABC: «Se me acusaba de “conspirar de palabra”, de sabotaje contra la industria y de hacer planes para un atentado contra Fidel Castro, pero todo es falso». Después de salir de la cárcel retó públicamente al Comandante a que reabriera su causa y probara las acusaciones. Nunca se reabrió. Reconocía, eso sí, que «a primeros de 1961 sabía que había algunas personas dispuestas al sabotaje, pero no las denuncié porque yo me sentía ya traicionado por la revolución que encabezaba Castro. Entonces ya había círculos revolucionarios que estaban contra el comunismo, porque es la peor dictadura. Los comunistas nos criticaban a los revolucionarios cuando asaltamos el cuartel de Moncada y sabotearon la huelga que convocamos para el 9 de abril de 1958. Y ahora nosotros somos los traidores».
Hay que aclarar que Fidel Castro, entonces, no pertenecía al Partido Comunista, que por cierto había sido legalizado por Fulgencio Batista, de ahí las críticas de Chanes de que, al menos, el oficialismo comunista del momento no fuera demasiado beligerante con el dictador.
«Castro es un enfermo mental»
Finalmente, preguntado por el concepto que tenía del Comandante, Chanes lo expresaba así: «Mire, Castro se hubiera aliado con Hitler si Alemania en esos momentos hubiera sido la potencia ganadora de la II Guerra Mundial. Castro es un enfermo mental. Ha fusilado a cientos de hombres. Ha encarcelado a miles de personas. En el Combinado del Este la mayoría eran jóvenes y negros. Si de verdad hubiera sido un revolucionario, hace rato que habría renunciado al poder. Ha llevado al país a la ruina».
El resto de la conversación, versó precisamente de la situación de Cuba hace 20 años. Prácticamente la misma de ahora. De la represión, del miedo, de la pobreza, de las falacias sobre el bloqueo o sobre la sanidad y la educación, las niñas bonitas de la propaganda del régimen, que dice que son gratuitas. Chanes lo negaba afirmando que ya la pagaban con el reclutamiento de estudiantes para la zafra (la recolección de la caña de azúcar). «Dicen que son voluntarios -concluía- pero el que no va queda "señalado" y se le cortan todos los caminos».

Enviar a:

Enviar a Facebook

Enviar a Twitter

Enviar a Menéame

Enviar a Reporter MSN

guardar en mis favoritos de Del.icio.us

Añadir a digg

Añadir a technorati

guardar en los favoritos de My Yahoo!

Enviar a Mister Wong

¿qué es esto?


Más noticias sobre...
Facebook ABC.es