Los Knicks rozan la sorpresa con partidazo de Sergio

Tras la debacle ante los Bucks pedía tiempo. Sesiones de entrenamiento para conocer a sus compañeros y que éstos le conozcan a él. Tiempo para despojarse de esos nervios iniciales que le impedían rendir a su nivel habitual. Tiempo, justo lo que más escasea en la NBA, donde los partidos oficiales se encadenan uno detrás de otro. Así que ocurrió de repente, en el lugar donde quizá menos lo esperaba, el TD Garden de Boston, escenario de tantas y tantas gestas del baloncesto americano, que ayer presenció el auténtico estreno de Sergio Rodríguez como jugador de los Knicks. [Narración]

Lejos de los focos del Madison y sin la presión de la victoria, los Knicks salieron mucho más relajados que en anteriores ocasiones. Más descarado que en sus otros encuentros, al «Chacho» le dio por mirar a canasta y, mira por donde, ésta vez sí que entraron. Entraban las suyas y las de sus compañeros, lo que permitió a los Knicks irse al descanso con ciertas esperanzas de triunfo (64-60).

El reencuentro de Eddie House con su afición y el de Nate Robinson con sus ex compañeros marcó buena parte del intermedio, pero una vez que el balón volvió a rodar los abrazos dejaron paso a los «palos». Ausente por lesión Paul Pierce, los galones ofensivos recayeron en Ray Allen (24 puntos), una pesadilla para Sergio Rodríguez durante toda la noche. Ese fue el lunar negro del canario, que esta vez sí que encontró la conexión con sus compañeros, sobre todo David Lee (28 puntos y 15 rebotes).

Enfrente, el que mantenía de pie a sus compañeros era Rajon Rondo (16 asistencias y 15 puntos), mientras que Kevin Garnett aportaba eficacia bajo los aros (16 puntos). Con el encuentro empatado (96-96, min.39), los Knicks dispusieron de varias bolas para ponerse por delante, pero no era el día de Tracy McGrady (6 puntos y 0 de 4 en triples), cuya falta de acierto final acabó hundiendo a sus compañeros.