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El primer rascacielos de Europa

El primer rascacielos de Europa

POR MIGUEL OLIVER

FOTOS IGNACIO GIL

MADRID. El Edificio Telefónica «nació» en Nueva York. Su arquitecto, Ignacio de Cárdenas, lo concibió tras un estudio previo realizado en el estudio de Lewis S. Weeks en Manhattan. De ahí su inspiración americana. Situado en el número 28 de la Gran Vía, se construyó entre 1926 y 1929. Desde entonces no sólo fue el edificio más alto de Madrid -con sus 89,30 metros y sus 15 plantas de techos altos-, sino también el primer rascacielos de Europa.

Su hegemonía en la capital duró casi 25 años -hasta 1953-, cuando se inauguró el Edificio España, en Plaza de España, con 117 metros.

Ignacio de Cárdenas era responsable del departamento de edificaciones de la Compañía Telefónica Nacional de España. Para proyectar el nuevo edificio viajó a Estados Unidos, donde se reunió con su homónimo de la compañía telefónica norteamericana. De ahí deriva la inspiración yanqui del edificio. Sin embargo, fue matizada por Cárdenas en el proyecto definitivo. Su mano se nota en el tratamiento exterior, en donde adopta formas barrocas de tradición madrileña en portadas, remates y vanos.

En tiempo récord

Su estructura metálica hormigonada, al estilo americano, en soportes y losas fue levantada en un tiempo récord por aquellas fechas, de marzo a octubre de 1927, gracias a potentes grúas capaces de levantar las grandes vigas de hierro que la componen. En el exterior, el material utilizado es la piedra, granito en las primeras plantas y arenisca en el resto, para cuyo tallado y acabado se instaló un taller de cantería a pie de obra.

En la resolución definitiva del proyecto intervinieron otros arquitectos como José María de Arrillaga, Manuel Aníbal Álvarez, Santiago de la Mora, José Luis Durán de Cottes y Luis Feduchi.

200.000 euros

Finalmente, entre 1987 y 1992 fue rehabilitado con dos proyectos sucesivos que renovaron los espacios e instalaciones interiores y la fachada. En la plantas baja, entreplanta y primera se crearon salas para la colección de arte y la histórico-tecnológica.

La construcción del edificio tuvo un coste de 200.000 euros (32 millones de pesetas). La actual sede de Telefónica era muy famosa en sus orígenes porque allí trabajaban centenares de mujeres jóvenes, todas solteras. A las puertas del edificio esperaban un montón de galanes dispuestos a conquistarlas. Tenían que elegir bien, ya que una vez que se casaban estaban obligadas a dejar la compañía.

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