Hazte premium Hazte premium

«Tenemos contra la pobreza un modelo exportable y repetible en otros países»

La mujer de Vicente Ferrer y su hijo mantienen vivo el espíritu del ex jesuita. Ambos han asumido continuar con la labor de la organización, que poco a poco sobrepasa las fronteras del distrito de Anantapur

«Tenemos contra la pobreza un modelo exportable y repetible en otros países»

De la mano, caminaron juntos por el mismo sendero de la vida, con la inquebrantable fe de ayudar a los demás, cuantos más mejor. Vicente Ferrer ha desaparecido, pero no su espíritu que se mantiene vivo en la mujer que le acompañó durante sus últimos cuarenta años: Anna Ferrer, y su hijo Moncho, continúan y continuarán luchando por hacer el bien en la India.

-¿Le hace ilusión que la Fundación opte al Nobel de la Paz?

-Me siento muy feliz porque la candidatura de la Fundación al Nobel ha sido fruto de una respuesta espontánea por parte de cientos de personas que creen que la Fundación y que, durante los últimos 40 años, han hecho posible la transformación de las vidas de miles de personas, luchando por hacer de esta región un lugar mejor.

- ¿Por qué cree que merece la Fundación esta alta distinción?

-La Fundación Vicente Ferrer no es la única que trabaja en la construcción de una sociedad más justa. Hay otros candidatos que también merecen este reconocimiento a su gran labor. Nosotros tenemos nuestro trabajo, plasmado en un programa de desarrollo integral que hemos llevado adelante durante cuatro décadas. Un modelo para la erradicación de la pobreza, exportable y repetible en otros países. La constancia, el compromiso, la humanidad y el esfuerzo incansable nos avalan.

- ¿Puede ayudar este prestigioso galardón a la Fundación?

-El Nobel sería una gran ventana para mostrar al mundo nuestro trabajo, y mostrarles que el cambio y una mayor igualdad son posibles.

-¿Supondrá un reconocimiento a la labor de Vicente Ferrer?

-Creo que el Nobel de la Paz sería un reconocimiento hacia Vicente y toda su vida, dedicada a los demás; pero, también, un reconocimiento a la Fundación, que continúa con su trabajo, y al equipo humano que la integra, así como a las personas que se han unido a nuestro esfuerzo, como los voluntarios, los donantes y los padrinos.

- Dejó todo por su marido. Ha estado con él más de 40 años, trabajando juntos, codo con codo, para levantar un proyecto colosal como el de Anantapur. ¿Lo suyo fue un flechazo?

-La verdad es que fue un «flechazo» por su trabajo.

-Si echa la vista atrás ¿imaginaba llegar hasta este punto?

-Tras los primeros meses de trabajo en Anantapur en 1969, me di cuenta de por qué Vicente había hecho siempre grandes cosas, pues actuaba con la convicción de que teníamos que ayudar a cuanta más gente nos fuera posible. Pero incluso yo, en aquel momento, no podía imaginar que nuestro trabajo iba a alcanzar todos los ámbitos que abarca hoy, empezando por la educación, pasando por el trabajo con las personas con discapacidad o la ecología.

-¿Cómo ha llevado estos siete meses sin Vicente Ferrer?

-Vicente pensaba, cada día de su vida, en el trabajo, en cómo conseguir que cada vez más personas tuvieran una vida digna. Incluso con 89 años, todavía tenía en mente nuevos proyectos. Para él siempre quedaba algo por realizar. Por eso, para mí, Vicente sigue a nuestro lado, luchando, trabajando por estos mismos objetivos, como siempre lo hizo.

- ¿Qué es lo que más echa de menos de su marido?

-Su motivación constante, su apoyo. Era una persona muy positiva y cariñosa, muy humano, y eso nos lo transmitía, cada día.

-¿Cuál fue el legado que ha dejado para todos nosotros?

-La convicción de que es posible hacer lo imposible. La fe en la «acción buena», como algo muy espiritual y como una herramienta fundamental para erradicar la pobreza.

-¿Usted y su hijo Moncho son la continuación de su labor?

-Para todo el mundo en Anantapur, Moncho y yo representamos el espíritu de Vicente. De este modo, se sienten cerca de él. Pero la continuación es la propia Fundación. Siempre hemos sido un equipo, India y España, y eso ha sido la clave para alcanzar nuestras metas.

-¿Se atreve a aventurar un futuro para la Fundación?

-En cualquier lugar del mundo, siempre hay algo que las organizaciones podemos hacer en distintas esferas del desarrollo humano, aspectos a los que los Gobiernos, muchas veces, no pueden dar cobertura. Por eso, es importante la labor que las organizaciones privadas, las ONG y todas aquellas personas comprometidas pueden aportar para hacer de nuestro mundo un lugar mejor. Así que a la Fundación, en el futuro, le esperan grandes cosas por hacer para el desarrollo humano.

-¿Es posible cambiar el mundo? ¿No es una utopía?

-En el mundo nos encontramos con hechos terribles, con dictadores... Pero son situaciones que, tarde o temprano, perecen, no perduran. Frente a esto, tenemos grandes valores como el bien, el interés por los demás, el amor, la compasión... que siempre permanecen, pase lo que pase siguen ahí. Estos son los pilares sobre los que estamos construyendo un mundo mejor que, sin duda, es posible.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación