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ABC Cultural

Las amistades arriesgadillas

Veinte años después de «Las amistades peligrosas», Michelle Pfeiffer, Stephen Frears y el guionista Christopher Hampton se reúnen de nuevo entre trajes de época y ambientes libertinos para rodar esta adaptación de la novela de Colette. Los admiradores de aquel título brillante, inteligente, arriesgado y, si se permite la herejía, sobrevalorado, podrían empezar a frotarse las patitas.

La mala noticia es que Frears, un maestro absoluto capaz de reinventarse una y otra vez, un tipo que confiesa aburrirse com facilidad, quizá no haya encontrado los alicientes necesarios para dar lo mejor de sí mismo con esta vuelta al cine de época. O puede que «The Queen» lo dejara exhausto. Lo único comprobado es que más de un crítico se frotó, no las patitas, sino los ojos, en los pases para las fieras de esta película.

Se agradece, por supuesto, el aliciente de dos grandes actrices: Kathy Bates, rebosante de autocomplacencia, y Michelle Pfeiffer, cuya belleza inmarcesible presenta un tono triste, como de despedida, lo que no ayuda a recuperar entusiasmos. Y si ellas son la sal, la pimienta la pone Rupert Friend (los Rupert vienen a ser la antítesis de las Hepburn), cuyo personaje es apodado «Chéri» y se permite el lujo de seducir a la «chica» aunque la cámara demuestra lo difícil que es quererlo.

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