«Peter Pan, la obra completa»
J.M. Barrie. Neverland Ediciones (Madrid, 2009). 346 páginas.22 euros

Como afirma Chesterton, y cita Silvia Herreros de Tejada en su certero prólogo, «Peter Pan» “está construido con fragmentos de nuestros propios sueños olvidados y remueve el corazón con un cierto desasosiego, como si estuviéramos viendo imágenes de una existencia previa”. Nos enfrentamos a un mito que existía, aunque fuera en retazos, antes de las palabras de su autor, una figura difusa aunque indiscutible, a la que Barrie moldeó, ofreció unas peripecias y un mundo en el que habitar.
Conexión imprescindible
Puede considerarse que Barrie –por mucho que su carrera fuera prolija en títulos olvidados- es el autor de una sola obra, uno de esos escritores adorados por Vila Matas, un corpus dividido en cinco partes complementarias, que Neverland Ediciones ofrece por primera vez en su totalidad. Esta edición incluye, por primera vez en España, la extensa dedicatoria de Barrie a los Llewelyn Davis, los cinco niños que inspiraron su obra e iluminaron su vida. Dicha dedicatoria no es trivial, sino la conexión imprescindible entre la vida de Barrie y sus personajes.
«Peter Pan» aparece por primera vez, aunque sin protagonismo absoluto, en «El Pajarillo Blanco». Luego irrumpe con la fuerza de una prima donna en una obra de teatro y en dos novelas, una dedicada a público infantil («Peter Pan en los Jardines de Kensington») y otra a lectores de todo tipo («Peter Pan y Wendy»). Barrie tal vez fuera mejor novelista que dramaturgo pero su prosa resulta extraordinariamente sutil. Su capacidad queda definida en la primera frase, sugerente como pocas, de «Peter Pan y Wendy»: “Todos los niños, salvo uno, se hacen mayores”. El lector queda cautivado por la incógnita y no tiene otro remedio que continuar leyendo. Además sus diálogos son sumamente fluidos, propios de un dramaturgo con consumado oficio. Como novelista resulta conmovedor por su valentía. No teme implicarse ni mostrar su enorme terror a la madurez o la fascinación, lindante con lo enfermizo, que le causa el paraíso perdido de la infancia. Además es capaz no sólo de crear una novela, sino un universo completo que habita en dos espacios bien distintos: el Londres Victoriano y el lugar de los sueños, trazado a su antojo con precisión faulkneriana: «Nunca Jamás». «Peter Pan» es una obra apasionante para cualquiera interesado en la narrativa y la dramaturgia, para quien quiera contemplar cómo el paso de un género a otro puede hacerse con una peculiar mezcla de suavidad y coraje.
Noticias relacionadas
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete