Air Comet echa el cierre y deja en tierra a miles de pasajeros

Tres años después de que Air Madrid dejara sin vuelos a miles de pasajeros en plena Navidad, la historia amenaza con repetirse aunque, esta vez, con Air Comet de protagonista. La aerolínea propiedad de Gerardo Díaz Ferrán, presidente de la CEOE, y su socio, Gonzalo Pascual, comunicó ayer al comité de empresa que hoy mismo presentará el concurso de acreedores para afrontar la deuda derivada del embargo de su flota -que asciende a unos 14 millones de euros- así como un ERE que afectará a la totalidad de su plantilla, de 640 trabajadores.
La grave situación que atraviesa la compañía podría dejar en tierra a unos 1.500 pasajeros diarios, según el sindicato STAVLA. Air Comet tiene una media de doce trayectos diarios y tenía programados vuelos hasta Semana Santa, con lo que, de haber vendido todos sus pasajes, 145.000 usuarios se verían afectados. En delicada situación están los clientes con billete de ida y vuelta que han realizado el primer trayecto y se encuentran atrapados en el extranjero y sin posibilidad de regresar. Los principales rumbos de Air Comet son Lima (Perú), Buenos Aires (Argentina), Bogotá (Colombia), La Habana (Cuba), Quito y Guayaquil (Ecuador).
La compañía, al cierre de la presente edición, no proporcionaba información alguna a los pasajeros con salida inmediata. Ante el desconcierto generado, el Ministerio de Fomento envió un requerimiento a la empresa instándole a que comunicara «de forma inmediata su plan de actuación» y exigiéndole «el cumplimiento de las obligaciones con sus usuarios». Además, emitió un duro comunicado recordando que Air Comet «tiene que garantizar a sus clientes la asistencia, el reembolso del billete o transporte alternativo, la prestación de información y, en su caso, la compensación» y reiteró su «voluntad de emprender las actuaciones legales necesarias» para que la aerolínea reconozca estos derechos.
Impago de un crédito
La compañía aérea había saltado estos últimos meses a la primera plana de la actualidad por los retrasos en el pago de las nóminas que, en algunos casos, se remontan a febrero. Sin embargo, finalmente ha sido un juez británico quien ha llevado a la compañía al límite, al dictar ayer una orden de embargo sobre sus 13 aviones.
La aerolínea había impagado un crédito de 17,2 millones concedido por el banco alemán Nord Bank, quien presentó por ello una demanda judicial. Ahora, dicha demanda no sólo ha puesto en jaque la viabilidad de la compañía, sino que también ha dado al traste con la anunciada venta de Air Comet a la aerolínea de Arnold Leonora, un empresario propietario del «holding» Air Transport Group.
A partir de ahora, el proceso será lento y complejo.Cuando una empresa se acoge a un concurso voluntario de acreedores, queda eximida del pago de sus obligaciones durante varios años. Sólo al final del procedimiento, y siempre en función de las posibilidades económicas que tenga entonces, comenzarían los desembolsos.
Air Comet llevaba meses tanteando a sus competidores nacionales en busca de una propuesta que diera salida a su situación. De hecho,incluso llego a rechazar una oferta de Iberia en la que ésta se comprometía a asumir su deuda con la plantilla, a cambio de tres aviones A-330.
Además, ante la imposibilidad de hacer frente al carburante, la venta de los billetes de Air Comet ya se había paralizado el pasado sábado. Los dos comités de huelga solicitaron ayer por la tarde reunirse con la dirección de la aerolínea, para pedir de nuevo garantías suficientes para el cobro de las nóminas atrasadas, ya que hasta la fecha sólo se han cobrado «algunos pagarés».
Temor entre los empleados
Tras conocerse la noticia, la preocupación invadió a los trabajadores, especialmente porque Díaz Ferrán y Pascual se habían comprometido a abonar todos los salarios atrasados en dos plazos: ayer mismo y el 30 de este mes. Los empleados aseguran que se negarán a volar si no se les abona la jornada y recuerdan que la semana pasada dirigieron una carta al ministro de Fomento, José Blanco, en la que pedían «auxilio» ante la «insostenible» situación que atraviesan y ante el temor a que sucediera lo mismo que ocurrió en 2006 con el cierre de la compañía Air Madrid.
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