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Lunes
, 23-11-09 a las 05
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La reforma sanitaria en la que el presidente Barack Obama ha apostado buena parte de su prestigio político dio anoche otro paso hacia adelante dentro de su complicada tramitación parlamentaria. Por 60 votos contra 39, es decir el mínimo necesario y con la oposición en bloque de la minoría republicana, el Senado de Estados Unidos ha acordado iniciar el debate para lo que se considera como la legislación social más ambiciosa que en varias décadas se ha contemplado en la colina del Capitolio.
Tras contar ya con el ajustado visto bueno de la Cámara Baja, se espera que el contencioso debate en el Senado se prolongue durante varias semanas. El texto bajo consideración de la Cámara Alta contempla extender cobertura a más de 30 millones de estadounidenses, reprimir algunas de las prácticas más cuestionables de las compañías privadas que actualmente dominan la sanidad en Estados Unidos y limitar el crecimiento de la desbocada factura médica que resulta insostenible incluso para la primera economía del mundo.
De acuerdo a las estimaciones del propio Congreso, todo este esfuerzo tendrá un coste de 848.000 millones de dólares durante una década. Para lo que se contemplan creativas fuentes de financiación como un impuesto especial del 5 por ciento sobre las operaciones voluntarias de cirugía estética. El complejo y polémico proyecto legislativo, de 2.074 páginas, obliga a todos los estadounidenses a comprar un seguro médico si es preciso con subvenciones y establece una opción de seguro público, considerada por los republicanos como una interferencia ilegítima del gobierno federal en el sector privado.