El juez deja sin piso adaptado a un minusválido en su sentencia de divorcio
Sin casa, sin hija y sin pensión. Eso le ha costado a Jaime (nombre ficticio), un sociológo de 48 años y minusválido desde hace más de veinte, la ruptura con su mujer. Ser el único titular de un piso en propiedad, cumplir con sus deberes y obligaciones como padre de familia y desempeñar un trabajo como técnico en la Administración no han sido fundamentos suficientes para hacer que a un juez de Vitoria le temblara el pulso a la hora de dictar sentencia en el juicio de divorcio de este ciudadano contra su ex mujer, informa María Zabaleta en El Correo .
Jaime y su ya ex pareja se conocieron hace una década y poco después comenzaron a vivir juntos en su piso de soltero. En 2001 decidieron, de mutuo acuerdo, tener un hijo. Jaime debe desplazarse en una silla de ruedas desde que sufrió un accidente de coche y esa minuvalía nunca le ha supuesto un impedimento para valerse por sí mismo: practica esquí y vela y desempeña su trabajo con absoluta normalidad.
Pero tras el nacimiento de su hija, la relación con su mujer comenzó a deteriorarse. Hasta el punto de que en diciembre del pasado año, a la vuelta de un día de esquí, ella le presentó un convenio de divorcio «inadmisible». Le reclamaba la casa, la custodia de la niña que ambos tienen en común y 2.200 euros mensuales -1.200 para la manutención de su hija y 1.000 más para ella-.
El piso que la pareja compartió supone una «necesidad vital» para Jaime, al estar adaptado a su discapacidad. Su mujer no cedió y ocho meses después de presentar la demanda de divorcio, ambos tuvieron que verse las caras en los tribunales. El juez le concedió tan sólo 13 días para abandonar su piso y le negó la custodia compartida. Él ya ha anunciado que apelará la sentencia.
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