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Abdulá amenaza con retirarse de la carrera por la presidencia afgana

Abdulá amenaza con retirarse de la carrera por la presidencia afgana

El proceso electoral afgano sigue en el aire. La candidatura de Abdulá Abdulá amenazó ayer con la posibilidad de que el rival de Hamid Karzai decida retirarse de su carrera por la presidencia. ¿El motivo? La falta de garantías para evitar un nuevo fraude en la segunda vuelta prevista para el próximo sábado. La cancelación de un viaje a la India y las palabras de uno de los consejeros del ex ministro de Exteriores, que pidió abiertamente a los votantes que si su líder se retira no participen en la segunda vuelta, encendieron todas las alarmas entre la clase política y la comunidad internacional ya que el adiós de Abdulá supondría el golpe definitivo para la deslegitimación del proceso.

Como si este país no tuviera ya suficientes problemas, las elecciones están minando la frágil inestabilidad política que se había conseguido en los pasados ocho años. El fraude de la primera vuelta a favor de Karzai y el poder de intimidación talibán han herido de muerte a la joven democracia afgana. De consumarse la renuncia de Abdulá, Hamid Karzai será el ganador final ya que la Comisión Electoral Independiente aseguró que aunque haya un candidato, se abrirán las urnas. Hace menos de una semana Abdulá exigió la destitución del responsable de esta comisión, Azizulá Lodin, y el cese temporal de tres ministros como condiciones básicas para intentar que no se repita la manipulación del mes de agosto. El ultimátum caducó ayer y, a la espera de la confirmación oficial, el rechazo frontal por parte de Karzai a estas exigencias provocó la filtración sobre la posible retirada del candidato tayiko.

Pacto entre candidatos

“Nadie quiere una segunda vuelta. Se está presionando para que lleguen a un acuerdo, pero no hay forma”, señaló un diplomático europeo destinado en Kabul para quien Abdulá “está jugando muy bien sus cartas para poder presionar al máximo a Karzai, que es el claro favorito en caso de que tengan que volver a las urnas”.

La primera vuelta de agosto fue una fecha de alto riesgo para los civiles, y ahora se han convertido también en una pesadilla para los internacionales que residen en el país y que tras el asalto contra la casa de Naciones Unidas viven en una especie de toque de queda permanente. Las oficinas de la ONU en Kabul llevan tres días cerradas, parte del personal está siendo evacuado y no cesan los avisos sobre nuevas amenazas. Así que uno de los pilares fundamentales del proceso electoral no está operando al cien por cien. “¿Elecciones? Imposible, el país está parado. Los talibanes han logrado imponer su particular campaña electoral, ellos marcan los tiempos”, lamenta un funcionario del organismo internacional que califica la presente situación de “paranoia por el miedo a nuevos ataques a nuestras casas”.

Los únicos carteles que hay en las calles son los que quedan de la primera vuelta. Descoloridos y medio rotos son lo único que recuerda que este país está a la espera de una nueva ronda electoral. Los candidatos no han realizado un solo mitin, no hay viajes a las provincias… todo está ocurriendo detrás de la cortina que sostiene una comunidad internacional que ha perdido tanta credibilidad en este proceso, como el propio Hamid Karzai, la persona en la que, si no hay sorpresas, deberá seguir confiando Occidente para la buena marcha de esta misión.

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