Demasiado lujo para la F1

Brawn GP ha ganado dos títulos mundiales en 2009 (el de constructores y el de Button), pero duerme a 130 kilómetros del circuito de Abu Dhabi. Y, como el campeón, otras escuderías pernoctan en Dubai. La oferta hotelera es excesiva, incluso, para los potentados de la F-1: más de 1.200 euros la noche por cabeza. El fastuoso recinto que cierra el Mundial, el más lujoso, suntuoso y desmesurado del calendario, ha provocado más de un sonrojo estos días en Abu Dhabi. La F-1 trata de apretarse el cinturón, propagar la idea de una competición sostenible y ecológica, varias escuderías desaparecen y otras están con el agua al cuello... Y en esto aparece el circuito exorbitante que, presa de las exageraciones, se dice que ha costado 26.000 millones.
«No he visto tanto dinero junto en mi vida», cuentan ojos incrédulos en Abu Dhabi. «Se agotan las palabras para describir tanto derroche», matiza Álvaro Lavín, el hombre fuerte de ING en la F-1. «Es alucinante», dice Lewis Hamilton. «Lo que han hecho es increíble», resume Bernie Ecclestone, siempre con el símbolo del dólar entre los ojos.
El circuito atraviesa un hotel de cinco estrellas que aún no se ha abierto al público y que cambia de color por la noche gracias a tecnología de vanguardia en iluminación. Los campamentos de los equipos en el «paddock» tienen forma de mezquita.
Luces en los pantalanes
Los pantalanes donde se alojan barcos de quitar el hipo, al estilo Mónaco, se iluminan por debajo del agua del mar. La carrera comenzará de día (a las cinco hora local, las dos en España) y terminará de noche, pero no habrá problema porque las luces de la pista cuentan con un sistema último grito que elimina sombras. En breve se abrirá un parque temático dedicado a Ferrari, que tiene como patrocinador a Ethiad, la compañía aérea del país. Y, talonario en ristre, estos días han actuado por allí estrellas mundiales de la canción como Beyoncé y Jamiroquai.
Un Walt Disney levantado sobre una isla artificial, terreno y arena ganados al mar gracias al petróleo. Yas Marina es uno de los 200 archipiélagos que conforman los delirios de grandeza de las dinastías locales. En Abu Dhabi, la crisis es una ficción de los occidentales.
El responsable de esta fantasía es el dueño del Manchester City, Khaldon al Mubarak, el que arrebató a Robinho al Real Madrid a golpe de petrodólares. Mubarak dirige Mubadala, la compañía de negocios del gobierno del país. «Queríamos traer a Abu Dhabi el mejor evento que hay en el deporte y es lo que hemos hecho. Pero no es sólo deporte. Es una gran ocasión para el país», ha declarado el magnate árabe a Ap.
La pista no tiene un bache, presenta 21 curvas y los coches salen del «pit-lane» a través de un subterráneo que proviene de los garajes. La organización difunde que más de 14.000 hombres trabajaron de sol a sol. Aunque eso sí, no eran de Abu Dhabi.
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