Las concesiones a PNV y CC salvan unas cuentas que tachan de «mejorables»
El Pleno del Congreso ha rechazado esta mañana las cinco enmiendas a la totalidad presentadas contra los Presupuestos Generales del Estado de 2010. El PSOE contó con el apoyo del PNV y de Coalición Canaria, y sumaron 177 votos, frente a los 168 del PP, CiU, ERC-IU-ICV, BNG, UPyD y Na-Bai. El diputado de UPN Carlos Salvador se abstuvo, como el año pasado, a la espera de que los socialistas correspondan con el gobierno foral de Navarra. Faltaron cuatro diputados a la votación, todos del Grupo Popular : Gerado Jesús Conde Roa, Vicente Ferrer, Francisco Antonio González Pérez y Juan José Matarí.
La vicepresidenta segunda del Gobierno, Elena Salgado, tuvo un debate mucho más tranquilo que el de ayer . El diputado del PNV Pedro Azpiazu abrió la sesión con una defensa de su pacto con el PSOE, «que puede seguir en el futuro», y lo atribuyó a un «ejercicio de responsabilidad» del partido de Urkullu. Azpiazu subrayó que habría sido muy difícil aprobar los Presupuestos si el PSOE no hubiera dado vía libre al blindaje del concierto económico vasco, como exigía el PNV.
Por Coalición Canaria, los otros nuevos socios del Gobierno de Zapatero, el diputado Perestelo señaló que son unos Presupuestos «manifiestamente mejorables», pero por sentido de Estado y porque son buenos para las Islas los dos diputados de su formación habían decidido no pedir su devolución.
Alonso arremete contra Rajoy
La diputada de Na-Bai, Uxue Barkos, defendió su posición contraria a las cuentas públicas mientras que el diputado de UPN, Carlos Salvador, reconoció que estaba obligado a «garantizar la estabilidad de las instituciones políticas en Navarra». Demasiada sinceridad, que no gustó nada a Salgado, como así se lo hizo saber: «Eso no es un ejercicio de responsabilidad».
El debate lo cerró, antes de la intervención final de Salgado, el portavoz del PSOE, José Antonio Alonso, quien hizo el discurso que esperaban sus diputados, contra Mariano Rajoy y el PP. Alonso acusó a Rajoy de llegar sin una sola idea, «ni buena ni mala», y le acusó de hacer daño al país. Además, acusó al PP de referirse al despido libre cuando pide reformas estructurales. El portavoz socialista se reservó para el final, además, la pulla más esperada por los suyos, cuando dijo que «Rajoy no puede gobernar España porque no puede gobernar su propio partido».
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