La letra del rancho
Ves cartel, color y actor y sí, todo es lo que parece. En este caso, un trabajo admitido sin más fin que pagar la letra del rancho texano. Lo demás es igual: todo es convencional, mascado mil veces, ñoño, sin un mínimo de calidad ni siquiera un intento de alcanzarla. Hace tiempo que Eddie Murphy entró en ese camino sin retorno, el del oro centelleante sin nada a cambio, y resulta evidente que se muestra cómodo y sin el menor remordimiento de conciencia en moverse en esta vereda que, aunque él aún no lo sepa, tiene final en el fondo del barranco, muy en el fondo.
Hay poco que decir de la película, un rosario de topicazos, obviedades y un final relamido y bobo, además de una masacre de algunas becerras sagradas, como Martin Sheen o Thomas Haden Church. Se ve que estos también tienen letras que pagar.
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