Los sondeos a pie de urna dan la victoria al «sí» en el referéndum sobre el Tratado de Lisboa

Sondeos a pie de urna no oficiales dan la victoria al 'sí' por un estrecho margen en el referéndum celebrado ayer en Irlanda sobre el Tratado de Lisboa, según una fuente del partido gobernante que pidió permanecer en el anonimato ya que hasta este sábado no comenzaba el recuento manual de los votos.
«Por lo que hemos visto en los sondeos a pie de urna, el resultado será favorable por, más o menos, el 53 por ciento», afirmó esta fuente consultada por Reuters.
Por su parte, un portavoz de la oposición también se mostró «bastante confiado» ante la aparente aprobación del Tratado de Lisboa, rechazado el año pasado en otra consulta. «Tenemos indicios de que muchas personas que votaron 'no' la otra vez ahora han votado 'sí'».
El futuro de la UE fue dirimido ayer por los irlandeses en medio de un gran cansancio por el largo debate sobre el Tratado de Lisboa que ha consumido el país entre el referéndum del año pasado y el de ayer. Los resultados definitivos no se conocerán hasta esta tarde, aunque ya a mediodía podría estar clara la voluntad final irlandesa. En junio de 2008, el «no» logró el 53,4 por ciento de los votos; el «sí» se quedó en el 46,6 por ciento. Las últimas encuestas predicen esta vez el triunfo de los partidarios del Tratado, si bien la sólida ventaja apuntada por los sondeos podría ser más ajustada, de acuerdo con lo que se ha visto los últimos días en la calle.
La presencia del «no», por ejemplo, era ayer abrumadora en el centro de Dublín. Los carteles de la campaña contraria al texto constitucional europeo superaban con creces a los de quienes defienden los nuevos pasos institucionales de la UE. En la principal calle peatonal de la capital irlandesa, Grafton Street, sólo se notaba la acción de los críticos con Bruselas, que aprovechaban las últimas horas antes del cierre de los colegios electorales para intentar convencer a sus conciudadanos de que votaran en contra.
«Si vence el voto afirmativo será por la situación económica; posiblemente sea nuestra única oportunidad de salir de la recesión», afirmaba Donal Murray, un joven artista que el año pasado votó que «no» y esta vez acababa de votar que «sí». En el anterior referéndum, Donal indicó a este diario que su rechazo se debía al miedo de que, en un mundo globalizado y una UE enormemente ampliada, la reducida Irlanda quedara en una esquina de Europa sin contar para nada.
De ahí que Bruselas haya aceptado que los países pequeños sigan contando con un representante en la Comisión, y haya dado garantías de que la soberanía irlandesa no será doblegada en cuestiones como la neutralidad militar o la legislación provida.
Esos cambios justificaron la decisión del Gobierno, apoyado por todos los demás partidos (sólo el Sinn Fein está en contra del Tratado), de convocar una nueva consulta. Se calcula que la repetición del referéndum le habrá costado al Estado irlandés alrededor de 20 millones de euros.
Movilizar al votante
Ahora es otro miedo el que explica el cambio de voto de Donal, el relativo a la crisis. La mayoría de sus amigos, con todo, han mantenido el voto negativo, por lo que este artista dublinés pronosticaba un resultado apretado. En cualquier caso, el último sondeo, publicado el domingo por «The Sunday Business», situaba el «sí» en el 55 por ciento, y el «no» en el 33 por ciento, con un nivel de indecisos del 18 por ciento. Algo tendría que haber pasado para que en los últimos días los indecisos se volcaran mayoritariamente por la opción anti Tratado. Pero como sugería ayer Connor Ross, un activista del «no», «la sola idea de que los británicos se van a aprovechar de que aprobemos el Tratado poniendo a Blair como presidente puede movilizar a muchos irlandeses».
A falta de cifras oficiales generales, informaciones de los medios irlandeses apuntaban anoche que se había producido un descenso de la participación, que habría quedado por debajo del 53,1 por ciento registrada el año pasado. La nueva cita con las urnas fue acogida con más desinterés en las zonas rurales, mientras que sólo en los distritos de Dublín se habría producido un aumento del voto.
El primer ministro, Brian Cowen, aprovechó su desplazamiento al colegio electoral para hacer una apremiante llamada a las urnas al conjunto de los 3,1 millones de electores.
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