Los hombres de la crisis
Miguel Ángel Gil, Enrique Cerezo, García Pitarch y Abel Resino son los nombres que han metido al Atlético de Madrid en la situación que está. Penúltimos, con un arranque nefasto, una plantilla corta, una dirección estancada y el aficionado harto

Todo el mundo del fútbol huye siempre del concepto «crisis». Nunca en ningún lado hay «crisis». Pues en el Calderón, sí. Una de las gordas, que además no encuentra visos de recuperación.
En realidad, la del Atlético es una crisis permanente, que a veces se relaja y a veces se acentúa. Se remonta 22 años, cuando a uno de los clubes más laureados de España llega sin poner un duro, pero haciéndose con su control, Jesús Gil, que, con el tiempo, convierte al club en sociedad anónima deportiva.
La carta de Gil, el estallido. Los atléticos han aguantado durante muchos años los «tejemanejes» siempre pocio claros de la familia Gil -ahora, con Miguel Ángel como consejero delegado del club, y con Enrique Cerezo como Presidente -.
El contexto actual ha estallado a raíz de la carta que Miguel Ángel Gil dirigió a los socios a través del diario As. La gente se volvió a echar a la calle y pidió cabezas, las de siempre. «Cerezo, fuera del Calderón» y otros cánticos del estilo ya aparecieron el año pasado cuando se vió un Atlético triste, malo, dañino para sí mismo. Pero entonces estaba Javier Aguirre como cabeza de turco, y llegó Abel. Ganó los últimos seis partidos de liga, metió al equipo en Champions, y aquí paz y después gloria.
Pitarch, cuestionado. A principios de año, los directivos escenificaron una tímida intentona de acabar con el director deportivo, Jesús García-Pitarch. Le ofrecieron una renovación por la mitad de lo que cobraba. Le abrían la puerta, y él se colgó del larguero. Más de tres años en el Atlético, en el que se ha dedicado a traer «perlas» de la talla de Fabiano Eller, Reyes, Luis García, Zé Castro, Coupet, Seitaridis, etc.
Todo eso, además de que, cada vez que Pitarch habla, se mete en un lío más grande que el anterior. Primero lo hizo con Fernando Torres, y después con que no había dinero para fichar. «Si no hay dinero, no hace falta secretario técnico», le contestó Cerezo.
Heitinga, el colmo. Después de pasar la fase previa de la Champions, el club dio a entender que llegaría algún refuerzo nuevo. Nadie vino, y el colmo fue el traspaso de John Heitinga al Everton después de que se hubiera cerrado el plazo de altas y bajas en España. El Atlético se quedaba sin fichajes... y con uno menos. Abel, señalado. Los resultados deportivos no acompañan y el técnico es el responsable de sacar adelante a un equipo inestable, falto de confianza hasta el punto de que el «Bota de Oro» falle penaltis.
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