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De usted y en pie ante el maestro

¿Hay que cambiar la forma en que los alumnos se dirigen al profesor? Aumentan los voces de quienes apuestan por recuperar valores perdidos del respeto.

De usted y en pie ante el maestro

«Ramírez, salga usted a la pizarra». Así se dirigía el profesor a sus alumnos en la escuela española de mediados del siglo XX e incluso de décadas posteriores. Los estudiantes respondían entonces con respeto, e incluso con temor, a los requerimientos de sus profesores. Pero esas formas cayeron en desuso y no son pocos los que atribuyen a tal informalidad los crecientes problemas de convivencia dentro y fuera de las aulas y el alarmante índice de fracaso escolar, que tampoco es privativo de España.

Sarkozy lo vio primero

La pasada semana era el Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, quien reclamaba que se volviera a tratar de usted a los profesores, como forma para recuperar una educación en valores que parece perdida para siempre. Nada más llegar al poder era el presidente francés, Nicolás Sarkozy, quien pedía que los escolares trataran de usted a sus profesores y se pusieran en pie cuando éstos entraran en clase.

Hay quien cree que trasladar esa propuesta a nuestras escuelas sería volver a la época del «Florido pensil». Otros muchos aplauden la iniciativa y apuestan por devolver a la escuela aquellos formales usos y normas de urbanidad. ¿Se ha degradado tanto como para reimplantar ese distante respeto que apadrinaban Sarkozy y Múgica?

En la actualidad, no hay normas genéricas sobre cómo han de tratar los alumnos al profesor, ni sobre la forma en la que debe dirigirse éste a sus discípulos. En la enseñanza universitaria conviven el tú y el usted y la orientación depende en gran parte del docente. El usted dirigido al profesor está más extendido. En tanto que el alumno es tratado de usted especialmente en Ciencias Jurídicas y en algunas carreras sanitarias.

En los niveles no universitarios, llamar de usted y por el apellido ha pasado a mejor vida. Profesores y alumnos se tutean.

El problema surge en Secundaria, donde la rebeldía, la indisciplina y la ausencia de buenas maneras son rasgos muy acusados. Hay numerosos centros privados y concertados en los que predomina el usted para dirigirse a los profesores, pero desde luego no es el caso de los institutos públicos. Y a los alumnos se les sigue tuteando como norma.

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