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Mubarak exige a Netanyahu la congelación de las colonias y le advierte del «peligro» de «judeizar Jerusalén»

El primer ministro israelí visitó al presidente egipcio, esta vez en El Cairo, antes de entrevistarse mañana en Jerusalén con el enviado de Obama

Desde que Barak Obama eligiera Egipto para pronunciar en junio su discurso de la reconciliación con el mundo árabe, todos los caminos de la paz en Oriente Próximo vuelven a pasar más que nunca por El Cairo. Allí, hasta el palacio presidencial –y no en el Mar Rojo, donde fue citado por primera vez en mayo-, se desplazó hoy el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, para reunirse a solas con Hosni Mubarak. En el orden del día no oficial figuraba analizar los esfuerzos para reanudar las conversaciones de paz con los palestinos, y el mensaje de Mubarak, -difundido por su portavoz al término de la entrevista-, fue rotundo: Israel debe congelar toda construcción en los asentamientos, incluido el llamado “crecimiento natural”, tal como exigen Washington y la UE. Y un aviso más: el presidente egipcio “advirtió a Netanyahu de los peligrosos resultados de continuar con la “judaización de Jerusalén”.

El encuentro en Egipto coincide con la llegada a Jerusalén del enviado especial de EE.UU a la región, George Mitchell, que en una primera entrevista con el presidente israelí, Simon Peres, ha admitido que “ningún acuerdo” se ha alcanzado todavía con Tel Aviv en torno a los “asuntos pendientes” que impiden resucitar el diálogo con Ramala.

El deseo de Obama es anunciar el restablecimiento del proceso a finales de mes, en el marco de la Asamblea General de ONU prevista en Nueva York, pero a pocas semanas de la reunión, no hay acercamiento entre las partes. El presidente palestino, Mahmud Abbás, reclama la congelación total de las colonias judías en Cisjordania para sentarse a la mesa con Netanyahu, que a su vez afronta una potente oposición interna para dar ese paso y espera gestos de apertura de los países árabes moderados hacia Israel como contraprestación. El apoyo de Mubarak, que Netanyahu puede haber solicitado hoy, sería clave para propiciar esa “normalización”, contra la que, no obstante, el influyente clérigo chií Mohamad Fadlala de Beirut ha emitido hoy un edicto religioso, en el que advierte a los Estados musulmanes que las relaciones “con el enemigo sionista están prohibidas por la Sharia (ley islámica)”.

La visita a El Cairo de Netanyahu, que mañana se reunirá con Mitchell en Jerusalén, coincide con la llegada a la capital egipcia del líder espiritual de Hamás, Jaled Meshal, lo que ha hecho crecer rumores sobre un inminente intercambio de presos que permitiría la liberación del soldado judío Gilad Shalit, capturado en Gaza en 2006.

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