El «lobby» sanitario ha gastado en EE.UU. 375 millones contra la reforma
Bastaría para pagar el seguro médico de 30.000 familias durante un año
Cuando se acerca la esperada comparecencia de Barack Obama en el Capitolio para defender su proyecto de reforma de la Sanidad, han trascendido las cifras de lo que los lobbies de la industria llevan gastado para parar la reforma. Y ya asciende a la friolera de 375 millones de dólares, informa la CNN. Que también da cuenta de que con ese dinero se podría pagar el seguro médico de 30.000 familias durante un año.
La parte del león de todo este gasto se la llevan los lobbistas profesionales, es decir, profesionales de sembrar la alianza o la discordia al gusto del consumidor. A este esfuerzo se han dedicado 280 millones en la primera mitad de 2009.
Otros 75 millones fueron a anuncios televisivos: desde el pasado mes de junio se está gastando en esto alrededor de 1 millón de dólares al día. Las cifras son tan enormes en parte porque son muchos los sectores económicos que se sienten implicados y amenazados. Son muchos los frentes abiertos.
Entretanto siguen emergiendo detalles de la presunta propuesta de consenso cocinada en el Senado, y que aunque queda sensiblemente por debajo de las ambiciones de las tres que se barajan en la Cámara de Representantes, podría marcar a lápiz los puntos por donde hilvanar un compromiso. Se habla de gastar unos 900.000 millones en diez años.
El gobierno cuenta con que si su reforma sale más o menos adelante se podrá ahorrar en gastos de Medicare (servicio para los mayores de 65 años) y Medicaid (para los más pobres), de los cuales se podrían lanzar «paquetes de emergencia», ofertas de servicios básicos por ejemplo para personas sanas de menos de 25 años, que así quedarían a cubierto de «catástrofes».
En el otro plato de la balanza está la temida subida de impuestos, que el gobierno pretende que no sea general sino quirúrgica, dirigida a las rentas más altas y a la industria del sector. Lo cual lógicamente tiene partidarios y detractores.
El peor trago para los demócratas puede ser ver a Barack Obama renunciar a apostar por un seguro público, algo que el presidente mantiene como ideal de cabecera, pero que parece políticamente inconsensuable. Entonces, los teóricos progresistas -incluidos ex asesores de Bill Clinton- ya trabajan a destajo en la emulación de sistemas como el de Suecia, basados en un mercado privado de la salud, pero con el gobierno fijando mucho más cuidadosamente las reglas de juego, y corrigiendo las desigualdades a base de ayudas y subsidios.
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