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Rusia y Polonia reafirman sus diferencias en el 70 aniversario de la II Guerra Mundial

Merkel, la canciller de Alemania, asumió toda la culpa de su país y dijo que se inclina ante «los 60 millones de víctimas»

Rusia y Polonia reafirman sus diferencias en el 70 aniversario de la II Guerra Mundial

«Yo me inclino ante los 60 millones de víctimas de la II Guerra Mundial», dijo ayer la canciller de Alemania, Angela Merkel, en Gdansk, asumiendo la plena responsabilidad de su país en la Segunda Guerra Mundial. Más circunspecto, el primer ministro de Rusia, Vladímir Putin, sostuvo: «Rusia puede reconocer sus errores», en la conmemoración del «capítulo más trágico de la historia de Europa» como lo había calificado la misma Merkel.

El primer ministro polaco, Donald Tusk, quiso advertir contra «los falsificadores de la historia, porque asumirán el poder y traerán tanta infelicidad como entonces», dijo, sugiriendo que, 70 años después, no todo está claro, para todos.

«No podemos olvidar quién fue el instigador, quién el perpetrador y quién la víctima», agregó Donald Tusk en referencia al último intento por parte de la historiografía del Kremlin de justificar el pacto de Moscú y Berlín como «defensivo» ante presuntas connivencias entre alemanes y polacos. Como explicaba ayer la catedrática Anna Wolf-Poweska: Varsovia, como Londres y París, había consentido en el reparto de Checoslovaquia meses antes. El ensayista Tomasz Lubienski reconoce que, si el nacionalismo polaco de la II República trató «mal a sus minorías, jugó a superpotencia y coqueteó con Hitler», en 1939 «supo enmendarlo al rechazar de plano unirse a Alemania para atacar a la URSS». Polonia se entregó así como víctima, «pero jugó por fin un papel mundial». Dirigentes de 20 estados depositaron flores y encendieron velas a los héroes de la Westerplatte, fortín marítimo de Gdansk que sufrió el primer ataque de la guerra.

El destructor Schleswig-Holstein, fondeado en visita de amistad, abrió fuego contra la Westerplatte a las 4:45 de la mañana del 1 de septiembre de 1939, mientras la Wehrmacht, el Ejército alemán,forzaba las barreras al oeste, sur y este de la ciudad. Cabe recordar que había territorio alemán a ambos lados de Danzig y de la propia Polonia, resultado del Tratado de Versalles.

Pero los polacos «no podemos ver la guerra sin pensar en el 23 de agosto previo», explica la historiadora Ludmila Lwowa. Ocho días después del pacto ruso-alemán, Alemania se anexionó su parte y, 17 días después, la Unión Soviética, la suya. «Es importante suministrar y ayudar a Alemania», se sabe ahora que dijo Stalin al Politburó. Como anota George Bovt, del EU-Russia Centre, el protocolo secreto del pacto buscaba un reparto del continente, como luego forzó Stalin en Yalta ante Churchill y Roosevelt. Putin calificó por primera vez el pacto como «inmoral» y el presidente polaco dijo que aún «hay que reflexionar sobre las causas de la guerra».

La cuestión sigue siendo enormemente sensible para los polacos. La prensa amanecía cubierta de fotos e informes y los niños iniciaron su primer día de clase leyendo el primer despacho de radio del ataque.

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