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Más impuestos a la vista

EL Gobierno está preparando el terreno para una subida de impuestos que financie el déficit público generado por sus denominadas políticas sociales contra la crisis. El encargado de lanzar el primer mensaje fue, ayer, el ministro de Fomento, José Blanco, quien presentó el inapelable aumento fiscal con unos razonamientos muy reveladores del sesgo propagandístico que va a tomar la medida. Más allá de que horas después de su anuncio Blanco aclarase que se trata sólo de una «reflexión personal», lo cierto es que afirmó que «las rentas más altas» van a tener que «apretarse el cinturón» para favorecer a los que menos tienen. La subida de impuestos queda así dibujada como una medida de solidaridad de los ricos con los pobres, en vez de quedar expuesta como lo que es, la enésima improvisación del Gobierno para, en este caso, taponar la hemorragia de dinero público que está provocando su política de subsidios. El Ejecutivo ya ha elegido nuevo chivo expiatorio. Primero, el capitalismo salvaje tenía la culpa de la crisis. Luego, los empresarios españoles hicieron imposible el pacto social. Ahora son las clases medias -pues éstas son las que siempre pagan las subidas fiscales- las que están en el punto de mira.

Esta subida de impuestos avisada por José Blanco responde a un nuevo engaño político del Gobierno socialista y es la demostración de su falta de competencia para dirigir a España hacia la recuperación económica. Era inevitable que un Gobierno manirroto y preso de sus prejuicios ideológicos acabara subiendo impuestos, porque el déficit previsto rondará el 9 ó el 10 por ciento y hay que financiarlo. Pero hace poco más de dos meses, Rodríguez Zapatero afirmó públicamente que «no va a haber subida de impuestos». Lo dijo después de pretender que los españoles creyeran que la subida de impuestos del tabaco y de la gasolina era buena para la salud de los ciudadanos y para el ahorro de energía.

El panorama que ofrece el Gobierno es de resignación ante una crisis que, si ha tocado fondo, es para quedarse en él mucho tiempo. Con una tasa de paro prevista del 19 por ciento -por mucho pucherazo estadístico que tiente al Ejecutivo para impedir que se llegue a ese porcentaje-, el consumo privado en caída y un déficit que nos saca de los límites de la UE, la subida de impuestos sólo va a provocar menos consumo, menos inversión y un aumento de la economía sumergida. Las medidas del Gobierno son las propias de una izquierda trasnochada y, por eso, sus resultados son del mismo patrón: paro, déficit y ausencia de expectativas.

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