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En alerta permanente contra el fuego

Desde el aire combaten los incendios que ahogan y matan los parajes más espectaculares de la Naturaleza. Este verano, más de 2.500 efectivos entre bomberos, retenes y agentes forestales están alerta contra el fuego en la Comunidad de Madrid

Las horas pasan despacio. Juegan a las cartas, charlan, hacen deporte... Todo parece idílico, pero una preocupación latente navega por unos cerebros preparados para lo peor: que suene la alarma y haya que subir al helicóptero. Al aire. Al fuego.

Son bomberos, retenes y agentes forestales de la Comunidad de Madrid, que durante todo el verano participan en las tareas de prevención y extinción de incendios. A su disposición, los medios más vanguardistas para llegar, con rapidez, eficacia y seguridad, al centro del incendio.

Este verano, de especial riesgo para los bosques de la región (el 27% de la superficie de la Comunidad es forestal arbolada), la atención y la precaución deben ser máximas. Aun así, trágicos sucesos como los acaecidos en la región en Collado Mediano o el de Torrelodones de hace unos días hacen que la labor de estos profesionales sea imprescindible.

Más de 2.500 efectivos estarán vigilantes durante todo el verano: 1.752 bomberos, 585 retenes y 252 agentes forestales. Y entre toda esta estructura, un orden de actuación muy preciso. Primero, la brigada helitransportada de los técnicos forestales acude al menor aviso para descargar la «bambi» (bomba de agua con la que están equipados los helicópteros de extinción de incendios). Unos seis minutos después, los técnicos llegan al lugar, hacen una primera evaluación y, si se estima que el fuego puede ser peligroso, acuden los bomberos (en un tiempo que no suele suerar los diez minutos) para que la helitransportada se retire.

A vista de pájaro

La coordinación entre todos los equipos debe ser total. Todos se mantienen permanentemente informados («lo peor en un incendio es quedarse aislado», señala Víctor Martín, técnico forestal). Para ello, uno de los elementos fundamentales es el helicóptero con cámara de alta definición incorporada . Este «juguete», pionero en lo que a extinción de incendios se refiere, permite emitir imágenes en directo y con gran calidad para que desde las centrales de operaciones se puedan tomar decisiones adecuadas. «Con esto vemos otros focos, posibles salidas o ataques del fuego, localizamos personas atrapadas...», explica Alberto Curieses, técnico operador de dicha cámara.

Además de este helicóptero de vigilancia, la Comunidad posee diez aeronaves más: cuatro de las helitransportadas, otros cuatro bombarderos (que llevan la conocida «bambi» para tirar agua) y un helicóptero de coordinación, que dicta la órdenes y aglutina toda la información del incendio en el aire.

Todo esto se completa con los medios e infraestructuras desplegados en tierra, entre los que destacan los 22 «PIF» (Puestos de Incendios Forestales), repartidos estratégicamente por las zonas de mayor riesgo para llegar en el menor tiempo posible. O los 40 puntos fijos de vigilancia, donde una persona se dedica permanentemente a escrutar los árboles en busca de posibles humaredas.

En total, la Comunidad ha dispuesto de un presupuesto de más de 40 millones y medio para montar todo este operativo técnico y humano. Un gran despliegue que busca minimizar no sólo los daños, sino también el riesgo de incendio con una labor de limpieza que se extiende durante todo el año. Eso sí, en cualquier caso, ojalá los helicópteros no muevan sus hélices con demasiada frecuencia.

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