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Héroes de nuestro tiempo

LO que nos faltaba: tras culpar a los empresarios de la ruptura del diálogo social, Zapatero «espera poder lograr rédito político por frenar a la organización empresarial», según «El País». Dispónganse, por tanto, a escuchar en las próximas semanas y meses al gobierno y sus terminales mediáticas que los empresarios son los culpables de que la crisis se agrave, el paro aumente y la economía empeore. Para ello, el presidente echa mano de su arma favorita y puede que única: la mentira. «Quieren el despido libre», clama. Cuando los empresarios no quieren el despido libre, quieren una reforma laboral, que ponga nuestra legislación a tono con el mundo en que vivimos, única forma de sobrevivir. Y no sólo lo piden ellos, lo piden todas las entidades económicas responsables, empezando por el Fondo Monetario Internacional y terminando por la Comunidad Europea. Sin olvidar al propio Banco de España. Pero ¿qué le importa a un hombre que ha hecho de la irresponsabilidad el eje de su política?

De cuantos errores ha cometido Zapatero, y miren que los ha hecho, éste de convertir a los empresarios en los culpables de nuestras desgracias es el mayor de todos. Más que la desafortunada negociación con ETA, más que la infausta reforma estatutaria, más que la cínica financiación autonómica, ya que esta vez se ataca al motor de nuestro tejido productivo. Este hombre, que no ha ganado en su vida un céntimo compitiendo en la economía real, no se ha enterado de que los empresarios son los héroes de nuestra época, los que hacen avanzar la sociedad y fomentan la riqueza de las naciones. Los que crean puestos de trabajo y elevan el nivel de vida de los pueblos. Los que arriesgan, innovan, avanzan y descubren. Y no lo hacen por dinero. Si lo que buscasen fuera dinero, se dedicarían a la especulación inmobiliaria o financiera. O a la política, que es donde se gana hoy el dinero más fácil y más rápido. Si el empresario quiere dinero es para invertirlo en su empresa, ya que el sueño de todo empresario es tener la empresa más grande de su país y, a ser posible, del mundo. En lo que muchos de ellos se arruinan personalmente. Pero por el camino han creado cientos, miles de puestos de trabajo, han generado impuestos y han contribuido a elevar el nivel técnico y económico de su nación.

Pues a estos hombres y mujeres -hay también mujeres empresarias- quiere hacerlos el presidente de gobierno los cabezas de turco de una crisis que empezó negando, siguió ignorando y a estas alturas se le ha ido por completo de las manos, ya que las medidas que ha tomado, en vez de atajarla, la agravan. No digo que sea una vergüenza para él, que ha demostrado tener muy poca. Pero es una vergüenza para los que siguen apoyándole, conscientes de la ruina a que nos lleva.

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