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Soplones de ETA en Arrigorriaga

La información que marcó a Eduardo Puelles tenía que ser actualizada con frecuencia, probablemente, por algún vecino del barrio de Santa Isabel y utilizada después por un «comando» del complejo Vizcaya que eludió el operativo de hace un año

Los expertos antiterroristas atribuyen el asesinato del inspector de Policía Eduardo Puelles a un «comando» del «complejo Vizcaya», cuya infraestructura pudo quedar intacta pese a la detención, en julio del pasado año, del jefe del otro grupo, Arkaitz Goikoetxea, y la huida de Julen Martitegi, arrestado meses después en Francia. Además, los pistoleros disponen de un grupo de chivatos camuflados entre la población de Arrigorriaga, ya que en esa zona se han perpetrado en los últimos años varios atentados que requerían de datos precisos y actualizados.

En concreto,la información que marcó al inspector pudo salir de entre los vecinos del barrio de Santa Isabel, de Arrigorriaga, donde «vivía de toda la vida», o del cercano barrio de La Peña, ya en Bilbao. Se trataría de una información actualizada con cierta frecuencia, toda vez que ETA debe suponer que un agente dedicado a la lucha antiterrorista podría cambiar periódicamente de vehículo o matrícula, o modificar sus costumbres para no caer en la traidora rutina.

El 9 de octubre de 2007, Gabriel Ginér, escolta del concejal del PSE en Galdácano Juan Carlos Domínguez, resultó herido al estallarle una bomba lapa colocada también en la parte trasera, junto al depósito de gasolina. Ocurrió muy cerca de Santa Isabel, en el barrio de La Peña. En este barrio el PSE tiene una sede que el 17 de abril de 2008 fue objeto de atentado.

Pese a la caída del «comando» de Goikoetxea y Martitegi, las Fuerzas de Seguridad eran conscientes de que existía en Vizcaya al menos otro «talde», ya que la detención del primero de ellos no sirvió para esclarecer una serie de atentados que se habían perpetrados en esa provincia tras la ruptura de la tregua. La comisión de otras acciones terroristas poco después de aquella operación, sin que hubiera dado tiempo al relevo procedente de Francia, avaló esta hipótesis.

El pasado 16 de diciembre, los terroristas colocaron otra bomba lapa bajo el vehículo de un agente, que no llegó a esplosionar. Antes, el 21 de septiembre, el «comando» colocó un coche bomba junto a la comisaría de la Ertzaintza en Ondárroa. El mismo grupo criminal podría ser el autor de los atentados contra El Correo, el edificio que alberga EITB y la vivienda de un empresario de Amorebieta. El siniestro curriculum lo completarían los atentados contra el repetidor de Arnotegui, los Juzgados de Sestao y la casa del pueblo de Derio.

El «comando» que opera en Vizcaya podría estar integrado por «legales» dirigidos por uno o dos «liberados». El hallazgo de bombas lapa en los últimos «zulos» desmantelados confirma que ETA quiere también atentados mortales y «selectivos».

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