Viernes, 05-06-09
A. POLO / S. BASCO
MADRID. El avión que seguía la senda del AF447 -en ruta Río de Janeiro-París-, el Airbus 330 de Air France siniestrado en la madrugada del pasado lunes en pleno Atlántico a unos 700 kilómetros al noreste del archipiélago Fernando de Noronha, era español, concretamente de Iberia. Se trataba de un Airbus 340-300 perteneciente a la aerolínea española. El vuelo IB6024 cubría la ruta Río de Janeiro-Madrid operado por Gestair, compañía que durante años lleva explotando rutas desde Madrid con destino a Iberoamérica (Río de Janeiro, La Habana y Santo Domingo) para cubrir parte de la demanda de largo radio de Iberia.
Fuentes de la tripulación del vuelo IB6024, que prefieren mantenerse en el anonimato, han detallado a ABC que «nos saludamos y dialogamos con la tripulación francesa desaparecida en el momento de despachar el vuelo». En este proceso, los pilotos reciben «información precisa sobre el número de pasajeros que transportan, el peso de la carga, el combustible cargado, la ruta a seguir y las condiciones meteorológicas previstas, entre otros parámetros del vuelo».
A las 00.00 hora española del pasado lunes (las 19.00 horas del domingo en Río), el vuelo AF447 despegó del aeropuerto Tom Jobin con destino al Charles de Gaulle, situado a 25 kilómetros al noroeste de París. «Justamente 7 minutos después despegamos en el IB6024». Esta secuencia se repite entre ambos vuelos todos los días de la semana, excepto los martes, día en que Iberia no opera esta ruta.
Las mismas fuentes detallan que la aeronave española «se estableció el nivel de vuelo a 35.000 pies -10.700 metros de altitud- y nos situamos a 80 millas por la cola del aparato de Air France», distancia de seguridad equivalente a unos diez minutos de vuelo que suelen respetar los aviones que se desplazan a la misma altitud y que comparten pasillo aéreo en el mismo sentido para evitar las posibles turbulencias en la ruta. Ambos aviones permanecieron siempre fuera del contacto visual.
Dadas las adversas previsiones meteorológicas, el comandante y el copiloto del IB6024 decidieron «alterar el programa de vuelo y nos desviamos 30 millas al este -unos 56 kilómetros-. Así sorteamos la tormenta para evitar las turbulencias y el aparato eléctrico».
El silencio por respuesta
A través de la radio, los dos pilotos escucharon «los infructuosos intentos de los controladores brasileños por establecer comunicación con el avión francés». Alarmados, intentaron contactar con sus colegas obteniendo el silencio por respuesta. El TCAS, acrónimo inglés de «Traffic Collision Avoidance System», sistema computerizado que sirve para evitar colisiones entre los aviones cuando están en vuelo, resultó de escasa ayuda porque su alcance no supera las 40 millas de distancia.
En cuanto a las frecuencias de radio utilizadas habitualmente en vuelo, las VHF de muy alta frecuencia, y las HF de alta frecuencia, el aparato francés permaneció mudo a partir de las 03.33 horas. Tampoco emitió mensaje alguno en la frecuencia de emergencias.
Sobre las causas del siniestro todo son especulaciones con escasa base por el momento, ya que los investigadores sólo disponen de los mensajes automáticos emitidos por el ordenador del AF447. Aunque los primeros restos recuperados del avión estarán pronto en Francia en manos de los investigadores.
A mediodía de ayer, el general brasileño Ramón Borges Cardoso informaba de que un helicóptero había «pescado» el primer resto del aparato. Se trataba de un fragmento del soporte de un portaequipajes, de unos 2,5 metros de longitud. Poco después recuperaba también dos boyas.