Del Falcon al Ryanair
Doy por supuesto que la seguridad de la Reina es al menos tan importante como la del presidente del Gobierno. También que su seguridad es tratada con la misma eficacia y responsabilidad que la del presidente. Y, sin embargo, la Reina viaja para sus asuntos privados en «low cost» o en vuelos regulares y el presidente viaja en Falcon tanto para sus asuntos privados como para los de su partido.
Lo que constituye un perfecto resumen de la auténtica cara de este escándalo. La diferencia de estándares de austeridad en un caso y en otro. Y la mentira, sobre todo la mentira, tan en evidencia con la comparación entre los viajes de la Reina y los del presidente. Y el hecho de que la mentira se haya construido sobre un tema tan sensible como la seguridad y que se nos haya llegado a acusar a los críticos hasta de poner en peligro la seguridad del presidente. Cuando cualquier experto medio en terrorismo sabe que la posibilidad de que un grupo terrorista intente derribar un avión militar son las mismas que las referidas a un avión comercial. Menos incluso en el segundo caso, si es ETA el grupo terrorista, puesto que un atentado masivo como el de un avión comercial es altamente improbable en su estrategia.
Pero lo más llamativo es que una mentira tan burda como la de la seguridad haya calado en una buena parte de los analistas y de los líderes de opinión. Lo que es todo un síntoma de la etapa Zapatero. Y ayuda a explicar las dificultades del PP para vencer al PSOE. A este presidente se le compra cualquier burra, incluso la más disparatada, como ésta del Falcon y la seguridad. Ya se vio en el debate del Estado de la nación, cuando sus medidas propagandísticas y su tono chulesco fueron saludados por algunos como muestra de habilidad. De ahí que persevere en la chulería. Ahora presume hasta de la mentira del Falcon.
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