Aído equipara ahora el aborto sin permiso paterno con «ponerse tetas»
DOMINGO PÉREZ
MADRID. La ministra de Igualdad sigue empeñada en defender a cualquier precio el anteproyecto de la reforma de la ley del aborto. Está dispuesta a retorcer sus argumentos hasta límites insospechados y su último argumento ha sido el de equiparar el que las niñas de 16 años «puedan ponerse tetas sin permiso paterno» con la posibilidad que les dará la nueva norma de abortar sin informar a sus progenitores.
«Ojalá que llegue el día en que a las personas no se las mida por su sexo, sino por sus méritos». Fue el ruego que, un tanto melodramáticamente, lanzó Bibiana Aído en su intervención durante el primer acto de la campaña electoral europea de Juan Fernando López Aguilar en Madrid.
Fiel a este deseo, ella, la ministra más joven de la historia de la Democracia -accedió al cargo con 31 años- no ceja en su empeño de sumar méritos y en demostrar a todo el país que una experta en folklore -Zapatero la fichó siendo Directora de la Agencia andaluza para el desarrollo del Flamenco- puede enmendar la plana al mundo académico, científico y médico.
La ahijada de Manuel Chaves desde luego ha conseguido dejar atónitos a todos estos colectivos. Su primer enfrentamiento, al poco de asumir la cartera ministerial, fue con la Real Academia de la Lengua cuando se inventó aquello de «miembras» y posteriormente intentó justificar la metedura de pata quejándose de que su palabreja no estuviera incluida en el diccionario, pero sí «fistro». Algo que ni siquiera se preocupó en comprobar puesto ese último término no ha sido nunca aceptado por la RAE.
Volvió a la actualidad con aquella peregrina aseveración que dejó perpleja a la comunidad científica al asegurar que, según ella, un feto de 13 semanas «es un ser vivo, pero no es un ser humano».
La ley del paciente
Su última aportación la ha realizado en una entrevista concedida a Cuatro al indicar que si una joven de 16 años puede «ponerse tetas» sin que sus padres lo sepan lo lógico es que también pueda abortar. Y justificó su teoría en la Ley de Autonomía del Paciente aprobada por el PP en 2002, norma que, por cierto, establece que, para ser sometida a un aborto, una menor de edad debe otorgar el consentimiento por representación de sus tutores legales.
Finalmente, preguntada sobre si se sometería a un aborto, respondió que no, aunque agregó que si le hiciesen esa pregunta con 16 años, «probablemente la respuesta hubiese sido muy diferente».
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