Tapat22, por amor al arte

Los caminos de la inspiración son inescrutables. Un artista puede escuchar la llamada de las musas en los más inhóspitos lugares, desde puestas de sol a un profundo sueño... o en la mismísima (y fría) consulta de un dermatólogo. Éste último es el caso diagnosticado de Tapat22 , un colectivo artístico que presume de no tener artistas entre sus miembros y cuyo objetivo es romper con el «yo» del artista, «que en su egoísmo obligatorio a lo más que llega es a permitirse una colectiva».
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«Se trata de pasar del yo al nosotros», cuenta David del Cura, cabeza visible de Tapat22 y portavoz del colectivo . «Todo surgió hace dos años en la fría sala de espera de un dermatólogo. Empezamos a pensar cómo dar calidez y adornar las paredes e hicimos diseños en acrílico». Seis cabezas pensantes (bastante) poco relacionadas con el mundo del arte convencional y dispuestas a remover las encorsetadas conciencias de propios y galeristas. «Una de las críticas esenciales es que siempre que visitas una galería te miran como si fueses a robar, no es un lugar muy ameno y queremos romper con esa frialdad. Perseguimos acercar el arte, en nuestra particular manifestación, a quien no acostumbra a visitar galerías y, muy excepcionalmente, a algún museo», cuenta Del Cura.
Su manifestación
Pincelada a pixel, su particular manifestación ha ido abarcando cada vez más aspectos del mundo del arte: collage, cartelismo pop (tienen una exposición permanente en Amalgama , en Madrid), grafiti... Todo ello bajo el prisma de la colectividad, pues en cada obra hay siempre un par de manos. «Toda creación, o tiene varias manos o no será de Tapat22, ya sea en diseños, ejecución, intervención, idea , intercambio o negociación. Para cada proyecto se tira de la Red y se amplía el número de participantes. En «Urbanizaciones» (la exposición que durante todo el mes de mayo acoge el madrileño Café Rayuela), por ejemplo, hay siete arquitectos y tres fotógrafos que no pertenecen al núcleo original». Al fin y al cabo ni ellos mismos saben quién compone el núcleo original y dejan hacer al irresponsable talento de cada artista, germen inmaculado del arte improvisado y poco meditado, pero arte en estado puro.
Tapat22 trabaja fuera del mercado habitual por obligación y devoción, y tiene una misión «permanente», pero no imposible: « Llevar nuestros cuadros de pared en pared». Ya sean los muros de un bar (como es el caso de Rayuela), los de un restaurante y hasta los de tu propia casa, en una especie de «Live in the Living» artístico, ahora que el fenómeno empieza a triunfar a nivel musical. Para seguir la pista a sus obras, saber dónde están (quizá en tu salón, es cuestión de darse la vuelta) y hasta cuándo conviene darse una vuelta virtual por su blog: www.tapat22.blogspot.com
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