Valentía

De todos los viajes que el Santo Padre ha realizado, tal vez el que ahora está transcurriendo en Tierra Santa sea el más emotivo y el más difícil. Simón Pedro, en la persona de su sucesor, vuelve desde Roma a su tierra, la tierra de Cristo, y la encuentra llena de tensión, violencia y división. Pero no olvidemos que el Papa es el embajador del Príncipe de la Paz, pues en esa tierra Cristo derramó su Sangre por la salvación del mundo e instauró el Reino de la Paz para todos los hombres de buena voluntad. Sin duda es imprescindible aclarar una vez más que la religión nunca puede ser un motivo para la guerra y la violencia. Que el nombre de Dios se ha invocado a lo largo de la historia demasiadas veces para justificar ambiciones personales, ha sido la excusa perfecta para maquillar el afán de poder sobre los otros.

Benedicto XVI está en los Santos Lugares como peregrino que anuncia de corazón la Buena Noticia que Cristo ha traído al mundo. Algunos le escucharán en clave política, tal vez otros retorcerán sus palabras como tantas veces sucede; pero para nosotros, los cristianos, y para todos los hombres de buena voluntad es sin duda un gesto de magnanimidad y valentía.

El Papa va a escuchar con cariño y atención a un pueblo que sufre, procurará ofrecer caminos de comunión y perdón, pero sobre todo el Papa va a orar al Padre de todos los hombres para que termine definitivamente en esta tierra el absurdo enfrentamiento de aquellos que olvidan que son hermanos. Acompañemos al Santo Padre con el compromiso de nuestra oración por su persona e intenciones.

LA MISIÓN